En el número de este mes de la histórica revista madrileña "Tierra y Libertad" aparece un artículo sobre la vida de los trabajadores del viaducto zamorano Martín Gil. El artículo de la publicación madrileña, elaborado por Carlos Coca, destaca especialmente detalles sobre el asociacionismo laboral, el día a día de los obreros del viaducto y de la construcción de la vía férrea hacia Galicia, realizada durante los años 30 del pasado siglo.
El texto íntegro es el siguiente:
LOS TRABAJADORES DEL VIADUCTO DE MARTÍN GIL (ZAMORA). ASPECTOS DEL ASOCIACIONISMO OBRERO DURANTE SU CONSTRUCCIÓN.
A escasos 25 kilómetros de la ciudad de Zamora, en los términos municipales de Palacios del Pan y Manzanal del Barco, se encuentra el viaducto del ferrocarril de Martín Gil conocido también como “viaducto de Los Cabriles” debido a la denominación toponímica del paraje en que se halla. El viaducto sirve para unir la conexión por tren entre Zamora y Orense salvando el embalse el Esla, un hito de la ingeniería durante su construcción. Este puente tuvo el privilegio de poseer el récord mundial por su arco de hormigón central, al ser el de mayor luz de su época y también el viaducto posee una desconocida intrahistoria cargada de vivencias de sus obreros que constituyeron durante los años de la II República un poderoso movimiento obrero, arrebatado por la dura represión contra los trabajadores tras el golpe de estado en julio de 1936.
Hace unas semanas se celebró una exposición que conmemoraba los 75 años de la inauguración del viaducto "Martín Gil", recogiendo aspectos cotidianos sobre la vida de los cientos de trabajadores que participaron en sus obras entre los años 1934 a 1942. La asociación encargada de elaborar la exposición, la Asociación Ferroviaria Zamorana, realizó una fantástica labor compiladora y solicitó información sobre el asociacionismo laboral existente en la década de los años 30, recogiéndolo en diferentes paneles explicativos.
En las obras del viaducto se formaron sindicatos con una gran capacidad organizativa, allí actuaron las dos centrales: Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y Unión General de Trabajadores (UGT), desarrollando ambas una amplia actividad reivindicativa desde el comienzo de la construcción hasta el inicio de la Guerra Civil, promoviendo huelgas ya en el mes de octubre de 1934, año clave en la historia del movimiento obrero al producirse la Revolución de Octubre que tuvo relativa repercusión en la provincia de Zamora, habiendo varios detenidos y acciones en solidaridad con Asturias, y más tarde, fundamentalmente entre mayo y julio de 1936 más actividades huelguísticas; así en una de esas huelgas que tuvo un amplio seguimiento y duró varias jornadas se consiguió una importante mejora salarial (firmada el 16 de mayo de 1936), pasando a ganar 0,75 céntimos más por jornada cada obrero, testimonios de antiguos trabajadores recuerdan un mitin sindical tras este paro en el cual el orador libertario felicitó a los huelguistas diciendo -“¡Compañeros, hemos ganado esta huelga porque no somos hombres que nos alimentemos de migajas!”. La organización socialista UGT tenía más simpatizantes que la anarcosindicalista CNT, fuentes orales citan que a falta de locales sindicales ambos grupos se reunían al aire libre, generalmente al amparo de las encinas próximas a las obras, en plena dehesa de Mázares. La influencia del Partido Comunista de España (PCE), especialmente a partir de 1936 también fue notable. Recordaban también el carisma de estos "obreros conscientes" por su amplia formación cultural de carácter autodidacta, a los cuales respetaban y gustaban escuchar.
En otras localidades cercanas a las obras del viaducto Martín Gil el anarcosindicalismo tuvo influencia, se encuentra en varios estudios ya publicados y en otras fuentes resultado de la investigación que he venido efectuando desde hace tiempo, aparecen bastantes datos y referencias a las actividades desarrolladas por los anarcosindicalistas de Losacio de Alba, en la construcción de la presa del Esla, en la misma capital provincial, así como en la construcción del trazado de la línea ferroviaria Zamora – Orense, constituyéndose varios Sindicatos Únicos adheridos a la CNT y con destacada implantación entre los carrilanos de la Alta Sanabria, llegando incluso a realizar importantes acciones como la ocupación durante varios días en mayo de 1936 de la iglesia de Requejo de Sanabria para convertirla en la sede sindical como respuesta a una agresión hacia los sindicalistas del párroco local. Toda esta historia del movimiento obrero libertario en la provincia de Zamora, merece una pronta publicación con su debida extensión y rigor, y espero que a finales del próximo año pueda ofrecer las bases de un interesante estudio del anarquismo zamorano para su difusión escrita.
Tras el golpe de estado, la represión se cebó con las asociaciones y militantes obreristas, en el aspecto económico también hubo expropiaciones, a modo de ejemplo al Sindicato Único de Oficios Varios de CNT -AIT de Zamora le fueron subastadas todas sus propiedades por un valor de 145 pesetas. Otra organización laboral fue el Consejo Obrero del Oeste afecto al Sindicato Nacional Ferroviario (UGT), constituído el 17 de junio de 1932 y del cual Emilio Vicente fue su presidente, a esta asociación zamorana le fueron incautadas 1065 pesetas por la administración franquista. Muchos de los trabajadores fueron represaliados con el nuevo régimen dictatorial, incluido el constructor del viaducto Max Jacobson quien tenía ascendencia judía y fue expulsado de España, así como sus ingenieros franceses Enrique Klotz y Gerard Nicollet, además de las decenas de trabajadores que sufrieron el despido, los impagos o la cárcel, siendo también varios obreros asesinados durante los primeros meses del enfrentamiento bélico, víctimas de los frecuentes “paseos” organizados meticulosamente por las nuevas autoridades fascistas y las milicias de voluntarios falangistas. En el recuerdo colectivo, según rememoraban antiguos trabajadores del viaducto en unas entrevistas efectuadas hace años, el asesinato de varios jóvenes de Montamarta, localidad próxima a las obras, la noche del 30 al 31 de agosto de 1936.
Y es que los obreros del viaducto superaron en temporadas la cifra de 500 operarios trabajando simultáneamente. Conviviendo cientos de trabajadores, unos zamoranos y otros de lugares bastante lejanos, residiendo muchos en la pequeña ciudad que tuvo que construirse aledaña a las obras del viaducto Martín Gil, poblado que incluía diferentes servicios: oficinas, albergue, talleres, laboratorio o economato, además de diferentes chozas y casas en las cuales bastantes trabajadores foráneos se alojaron con sus familias. Otros operarios arrendaron habitaciones en las casas de los vecinos de las localidades cercanas (Andavías, Palacios, Manzanal, Santa Eufemia, etc.), compartiendo con ellos comidas, vivencias e ilusiones. La comarca se convirtió en los años 30 del pasado siglo en una auténtica zona industrial, debido a las obras del viaducto y del resto de la vía férrea pero también por las grandes construcciones de la compañía Saltos del Duero que eran: la misma presa del Esla en Ricobayo y Muelas del Pan, la construcción íntegra del nuevo pueblo de Palacios del Pan (el anterior poblado fue anegado por las aguas del embalse con todo el drama humano y económico que aquello supuso), el nuevo puente de Manzanal del Barco en la carretera provincial de Carbajales, el puente de la Estrella y los dos puentes de considerable dimensión que comunican por caminos locales Palacios del Pan con Valdeperdices y con Almendra del Pan, atravesando un gran brazo del pantano. Por ello, en la zona convivían trabajadores de las diferentes obras de la contrata, desarrollándose una gran actividad económica, humana y laboral. Es importante destacar la variada procedencia de los trabajadores del viaducto durante los años republicanos, los había: oriundos de la capital y también de los pueblos de los alrededores, pero también de otras provincias (Asturias, León, Sevilla, Córdoba, Madrid, Pontevedra, Cáceres, etc.) e incluso de otros países (Portugal, Francia o antiguos residentes de Cuba). A las preguntas efectuadas durante las entrevistas, los vecinos de los municipios próximos rememoraban con cariño: a los entrañables obreros andaluces que se encargaban del acarreo de los materiales de obra con sus mulas de carga, a los camiones cargados de trabajadores que viajaban diariamente desde Zamora, o a los buzos que participaron en la dificultosa labor del encofrado del pilar central.
A todos los percances hay que aňadir los frecuentes accidentes de trabajo que acontecieron durante esta díficil obra, aunque quizá el más inesperado fue el huracán ocurrido la noche del 15 al 16 de febrero de 1941 que arrasó diversas instalaciones auxiliares aunque no daňó la obra de ingeniería construida. La Guerra Civil supuso la paralización de las obras, la cruel represión y la reestructuración de la plantilla, pero las obras pudieron concluirse en 1942, inaugurándose el viaducto el 17 de abril de 1943 con la asistencia del dictador Franco al evento, y hubo que esperar al 24 de septiembre de 1952 coincidiendo con la apertura de la línea Zamora - Puebla de Sanabria para que el primer tren oficial circulara por el viaducto del Esla, gigantesca mole de hormigón repleta de historia, sueños y recuerdos.
Fotografía cedida por la familia de Salvador Durán Rodríguez, antiguo trabajador del viaducto, entró a trabajar el 12 de septiembre de 1934 con el número 13, desempeñando el puesto de listero.
Los trabajadores del viaducto Martín Gil, en la revista "Tierra y Libertad"
Carlos Coca es el autor de un reportaje que publica esta histórica revista madrileña.
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