Entre las doce de la noche y la una de la madrugada de la noche del jueves 8 al viernes 9 de enero de 1959, la presa de Vega de Tera reventó y un torrente de ocho millones de metros cúbicos de agua se precipitó en dirección a la localidad sanabresa de Ribadelago. En apenas veinte minutos, el pueblo quedó inundado y prácticamente destruido. Murieron 144 personas; se recuperaron tan solo 28 cadáveres.