Más de 5.000 niños procedentes de los campamentos saharauis llegan cada año a España para pasar el verano lejos de la vulnerabilidad que sufren en sus países: la dura vida en un campamento de refugiados o el ambiente de radioactividad que respiran. Pero, en 2020, las organizaciones y autoridades que ponen en marcha estos intercambios han decidido cancelarlos por el riesgo que supone la crisis del coronavirus.