Los más de diez litros de agua por metro cuadrado que cayeron en la capital este domingo en torno a las cinco de la tarde no solo obligaron a resguardarse a los zamoranos que estaban por la vía pública, sino que además causaron evidentes trastornos en la ciudad.
Los canalones y las alcantarillas no pudieron asumir tanto caudal de agua y en muchos casos se desbordaron y se saturaron. En algunos casos tan solo se trató de problemas puntuales, pero en otros, las consecuencias se hicieron patentes durante un periodo de tiempo algo más amplio.
Así, por ejemplo, la calle Pisones se convirtió en una gran balsa de agua que cuando desapareció dejó una fina película de restos residuales que ponían en peligro el tráfico rodado, especialmente el de las motos. Ante el evidente peligro, la Policía Local decidió acordonar la zona y cortar la calle hasta que los trabajos de limpieza logren eliminar esos restos de aspecto viscoso generados tras el atasco de las alcantarillas.