Conmoción. Tristeza. Miedo. Estas son algunas de las palabras que definen el mal trago que está pasando la localidad zamorana de Roales del Pan tras el trágico suceso que acontecía la pasada tarde del lunes con Arancha Corcero, una joven de 27 que perdía la vida tras ser atacada por una jauría de perros en un camino situado entre dicha localidad y La Hiniesta.
Tristemente, no es la primera vez que esta ruta sufre un episodio similar con unos canes que tenían aterrorizado al pueblo: “Un día iba corriendo por aquí, que es por donde suelen estar estos perros, y se acercaron a mí. Normalmente, cuando pasas al lado de un rebaño, te ladran, se ponen por delante para que no te acerques…, pero estos no: estos vinieron a morderme”, expresa un vecino del pueblo.
Un momento donde tuvo que defenderse ante la agresividad de estos perros: “El pastor estaba mirando para otro lado y tuve que quitarme las zapatillas porque me estaban mordiendo”, revelan quienes han tenido que cambiar sus rutas de carrera: “Desde ahí, si los vemos o los escuchamos, rodeamos y vamos por otro lado… Vaya, ni acercarnos a ellos. Llevamos así varios años”, recalca este corredor.
Pero no solo Julio ha padecido las acometidas de estos animales, sino también más corredores y ciclistas: “Más compañeros me han dicho que les han atacado estos perros… Sobrepasaban el límite; no sé si no estaban bien entrenados para lo que tenían que hacer, pero en el momento en el que atacan a una persona, ya no están haciendo bien su trabajo”, comentan
El pueblo llora este fatídico desenlace a la espera de esclarecer una tragedia que podía haberse dado con anterioridad: “Nunca pensábamos que iba a ser tan fuerte, pero esto le podía haber pasado a cualquiera”, concluyen.
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