Eran poco más de las diez de la noche cuando una farola ubicada en una fachada de un edificio de la calle Libertad comenzaba a echar humo y a soltar chispas fruto de un cortocircuito. Esas chispas caían peligrosamente a la vía pública y poco a poco el plástico de la farola comenzaba a verse afectado por esa circunstancia. Ante esa situación, un viandante advertía a los bomberos y a la Policía Local, que acudían al lugar, prácticamente en la confluencia de la calle Libertad, la plaza Fernando III y la calle Brahones.
Los bomberos en primer lugar rociaban la farola con el agua para intentar apagar el pequeño incendio provocado y tras eso procedían a manipular el cuadro eléctrico que se encontraba unos metros más abajo para evitar males mayores. La situación dejó sin luz la vía pública de las tres zonas anteriormente mencionadas, aunque el fluido eléctrico de los hogares se mantuvo sin aparentes problemas. De hecho, eran muchos los vecinos que se asomaban a la ventana para observar el trabajo de los bomberos.
Dos dotaciones de bomberos acudían al aviso, además de una patrulla de la Policía Local, que cortaba el tráfico en esa zona durante el tiempo de intervención de los bomberos.