Abusos sexuales en el Conservatorio de Zamora por parte de un profesor: los estremecedores testimonios de las víctimas y la negativa del acusado
Las víctimas relataron los presuntos abusos sufridos durante sus clases de fagot entre 2008 y 2010. El Ministerio Fiscal solicita 12 años de prisión y la acusación particular eleva la petición a 16.
La Audiencia Provincial de Zamora ha cogido este miércoles el juicio contra el que fuera profesor del Conservatorio de Música de Zamora que está acusado de abusar sexualmente de al menos cuatro alumnas menores de edad entre los años 2008 y 2010. Cabe señalar que el acusado fue detenido a finales de mayo en Almendralejo, cuando pesaba sobre él una orden de busca y captura.
Las víctimas, exalumnas del conservatorio, denunciaron los hechos años después, ya siendo mayores de edad. El Ministerio Fiscal solicita tres años de prisión por cada uno de los cuatro delitos que figuran en el escrito de acusación, mientras que la acusación particular eleva su petición a un total de dieciséis años de cárcel. Existe, además, una quinta causa por hechos similares que se tramita de forma separada.
Durante el juicio, la abogada de la defensa ha solicitado que el profesor declare en último lugar, algo que ha sido concedido, así como ha solicitado la suspensión en algunas cuestiones previas, algo que ha sido denegado y se estudiará tras el juicio oral, por lo que han tomado la palabra inicialmente las víctimas.
La primera de las jóvenes, que ha declarado por videoconferencia, ha detallado que el acusado fue su profesor de fagot entre 2008 y 2010, relatando que todo fue de manera progresiva, empezando de manera sutil, y en las clases individuales demostraba mucho cariño hacia ella, con caricias, abrazos, besos en la mejilla, le decía que tenía que hacer ejercicios con el diafragma y los ejercicios eran dos, uno de pie frente a un espejo.
Primero ponía la mano justo encima del diafragma, al principio por encima de la ropa y evolucionó muy rápido y evolucionó a los pechos masajeandolos, evolucionó más y metía la mano por debajo de la camiseta y más por debajo del sujetador masajeando los pechos, y al final casi siempre era por dentro. "No llegó a desabrochar el sujetador, pero metía toda la mano debajo, y su discurso era si respirábamos o no por el diafragma".
La declaración ha ido más allá, llegándose a derrumbar en algún momento la víctima, quien también ha señalado que se sacaba el pene y le decía que lo tenía malito, que le iba a enseñar las partes del cuerpo, se masturbaba, sin saber ella lo que estaba haciendo y le dijo que si quería tocar, le pedía que le llevase el teléfono al baño y como lo cogía le pedía que le abrocharse los botones del pantalón...
Así mismo, esta chica ha incidido en que en el segundo curso empezaron a hablar entre las alumnas algo pero "no podíamos contar nada porque nos decía que lo que pasaba en clase se quedaba en clase y si lo contábamos le podía pasar algo malo a nuestros padres y hermanos y yo tenía miedo", así como que cuando una madre de otra alumna le dijo que o se lo decía ella o hablaría con su madre, se lo contó aunque no con mucho detalle porque tenía culpa y miedo, incidiendo en que tardó años en denunciar porque tuvo muchas secuelas, no podía ni escuchar música, ni tocar un fagot y cuando acabó el tratamiento psicológico fue cuando pudo contárselo a sus padres.
Esta víctima ha destacado demás que la denuncia se interpuso en 2021 porque su padre se enteró de que el profesor estaba en el Conservatorio de Salamanca y sintió la necesidad de avisar de cómo era él para que no les pasase a otras niñas, le conté todo a la directora y yo no quería denunciar por el malestar psicológico pero la directora le citó como testigo y a raíz de ello comenzó todo.
La segunda víctima ha declarado tras biombo y ha incidido en que en los ejercicios de respiración le tocaba por encima de la ropa habitualmente a la altura de la vagina y del pecho y alguna vez por debajo, resaltando que le decía que era para hacer presión y esa zona tenía que estar dura, así como que se restregaba contra ella, si bien tras un trimestre se cambió de instrumento.
La tercera de las jóvenes ha señalado que "no sabía lo que ocurría porque era una niña pero eran cosas que cuando llegaba a casa me hacían sentir mal" detallando que hacían un ejercicio colectivo que se llamaba "el chorrito" que consistía en coger agua en la boca y echarla por la ventana y mientras lo hacían "se pegaba detrás y se restregaba", así como que era habitual que nunca tocaban bien y tenían que practicar ejercicios de respiración frente al espejo y en ese momento bajaba la mano al pubis, primero por fuera de la ropa, luego por dentro y en el segundo año incluso "frotaba".
Otro de los episodios que ha relatado se centraba en que tenía un armario en el que guardaba aceites y les decía que se tenía que curar una herida, se bajaba un poco el pantalón y se tocaba, si bien la puerta del armario casi siempre le tapaba los genitales, y a veces les preguntaba si querían curarle la herida, así como que se iba al baño y les pedía que le llevasen papel higiénico o el teléfono, abrocharle los pantalones mientras hablaba por teléfono...
En las clases colectivas, la ex alumna ha señalado, al igual que otras víctimas, que siempre faltaba una silla y ponía a algún de las alumnas encima de él, si bien ha destacado que "el hecho más fuerte" que recuerda fue una situación en la que estaba tumbada en la alfombra para un ejercicio de respiración en la clase individual y le empezó a bajar la ropa y a tocar con los dedos en las partes íntimas.
La cuarta víctima ha mantenido un relato similar a las demás ex alumnas, centrándose en qué siempre les decía que no lo hacían bien y que tenían que hacer ejercicios de respiración, en los que le ponía la mano en la vulva, en la vagina, en el clítoris... A veces frente al espejo y a veces en la alfombra, también ha resaltado que siempre faltaba una silla y ha dado detalles sobre cuando el acusado iba al baño y les pedía que le llevarán el teléfono y les decía que le subiesen el pantalón y le abrochasen porque estaba hablando y eran llamadas importantes, así como también ha hecho referencia a que "se curaba la herida" tras el armario o lo sucedido con el ejercicio del "chorrito".
Está víctima, de hecho, comenzó a destapar los hechos porque su madre también era alumna y se lo dijo a la misma porque "había cosas con las que no me sentía cómoda y me parecía raro porque había cosas que no pasaban cuando estaba mi madre y otras cuando no".
También han prestado declaración alguna de las madres, así como la directora del Conservatorio de Música de Salamanca, quien realizó el informe tras conocer algunos testimonios y el acusado iba a empezar a dar clase allí, transmitiéndolo por escrito, y siendo retirando finalmente del centro y con una suspensión cautelar por la denuncia, dando así lugar al procedimiento que ha venido detrás.
El acusado lo niega
"No es verdad" ha resaltado, señalando que no le ha tocado nunca los pechos ni la vagina y que nunca dio ningún orden de que le llevarán el teléfono al baño, solamente en una ocasión una alumna le llevó el teléfono, pero él no le dijo que se lo llevara y "el resto es totalmente falso". Así como ha admitido que había un ejercicio que denominaban el 'chorrito' pero no que se acerca a ellas.
Respecto a este último año, el acusado ha señalado que se sentía incomodo porque ya estaba inmerso en este asunto y no dejaba que se le acercasen los alumnos y cuando se acercan era algo que le violentaba.
Ha zanjando que nunca notó que ninguna de las alumnas de Zamora de aquellos años se sintiera incómoda, que había una relación muy buena y "no sé por qué manifiestan esto, no sé si las han animado, lo que he escuchado me parece una barbaridad", reiterando su negación de cualquier tipo de abuso sexual a estas niñas y dando a conocer además que el 15 de junio tuvo una valoración psicológica porque la abogada le preguntó por su infancia y le removió un episodio en el que había sufrido abusos durante dos o tres años cuando él tenía 5 o 6 años.
Mientras la Fiscalía y la acusación han mantenido la solicitud de las penas iniciales, la abogada de la defensa ha solicitado la libre absolución defendiendo que no se le han dado las mismas armas y posibilidades jurídicas para defenderse, disconforme con la acusación negando los hechos denunciados y alegando además alteración psíquica debido al suceso de su infancia.
El juicio ha quedado visto para sentencia.
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