En ese lugar, a la salida del municipio, en la entonces Comarcal 650, un autobús con estudiantes de entre 12 y 14 años, tres profesores y un militar, acababa en el río Órbigo tras salirse del puente. Los hechos se remontan al 10 de abril de 1979 y en el accidente fallecieron 45 niños y niñas, los tres profesores y el conductor. Solamente sobrevivieron siete escolares y el soldado. Pasaron casi dos días hasta que los servicios de salvamento localizaron el autobús en el fondo del río, que fue extraído con dos grúas.
Con estos precedentes, Iker Jiménez en su programa de radio Milenio 3 recibía en 2011 el testimonio de una familia que veinte años atrás había acampado en la orilla del río y había sentido como en mitad de la noche la caravana se zarandeaba sin ver a nadie en el exterior. A la mañana siguiente, en el techo de la caravana aparecieron huellas de niños pequeños, unas huellas que a pesar de lavarlas, seguían apareciendo en la furgoneta.
Pues bien, un reportero del programa durmió durante dos noches en el lugar de los hechos y contaba como oyó sonidos extraños que pusieron en alerta a su perro. Unos sonidos que identificaba como “voces y sonidos de niños”.
Esta vez, el testimonio que recogía Iker Jiménez era en su programa de televisión Cuarto Milenio. Dicho testimonio era de José Luis, un camionero que sintió la presencia de un niño mientras dormía en su vehículo en Benavente, a tan solo tres kilómetros del lugar del accidente.
“Todavía estaba medio despierto y entonces empiezo a escuchar algo que se mueve dentro de la cabina, que me daba la impresión de que iba a un lado a otro. Mi primer pensamiento fue que me había entrado alguien a robar” explicaba José Luis.
El camionero continuaba relatando su historia y comentaba que “mi reacción fue de curiosidad y fue girar la cabeza lo más despacio posible para ver lo que estaba pasando”. Fue entonces, según indicaba José Luis, cuando pudo vislumbrar la silueta de un niño. Una figura que cuando encendió la luz desapareció.
Curiosamente, el conductor conoció el caso del accidente de 1979 al poco tiempo y fue en ese momento cuando se dispuso a recopilar datos y se dio cuenta de que estaba muy cerca del lugar de los hechos. Su experiencia ocurrió en 2009 y en un día que coincidía, tal y como José Luis explicaba, con las condiciones del día del accidente, una noche de abril lluviosa y fría.
“Lo primero que te dice la gente es que estás loco. Si todos los compañeros de profesión hablaran de lo que les pasa, tendríais overbooking” finalizaba José Luis.
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