La Diputación de Zamora, a través de Área de Agricultura y Ganadería con su diputado Ángel Sánchez Hidalgo a la cabeza, ha organizado una visita a la zona de Tras-os-Montes con el fin de promover la castañicultura y el trabajo en red España-Portugal, a lo largo de unas jornadas que se vienen celebrando desde el jueves.
En ellas participan castañicultores y profesionales del sector de Castilla y León que desean compartir conocimientos y experiencias con sus homólogos portugueses, para afrontar las dificultades que presenta el castaño a ambos lados de la frontera.
La actividad, incluida dentro de las acciones del proyecto europeo Frontur, de Cooperación Transfronteriza España Portugal (2014-2020), está enmarcada en el objetivo de proteger y valorizar el patrimonio cultural y natural, como soporte de base económica de la región transfronteriza y está financiado por el Fondo Europeo de Desarrollo (Feder). En ella han participado los técnicos y el diputado responsable del área de Agricultura de la Diputación Provincial.
De este modo se han visitado las instalaciones de la empresa Sortegel, en Sortes, referente del sector en Europa, el Centro de Investigaçao de Montanha, y la Oficina da Castanha, en Bragança, y varias parcelas de castaños de las localidades de Parâmio y Espinhosela. Los asistentes recibieron información sobre la gestión de los castañares portugueses y su problemática, especialmente en cuanto a la comercialización y al tratamiento de plagas y enfermedades.
Zamora cuenta con 11.800 Ha de castaño
El castaño en la provincia de Zamora se concentra en las comarcas de Sanabria, Carballeda, Aliste y Tábara.
Fundamentalmente aparece formando masas puras, ya sean viejos rodales o nuevas plantaciones agrícolas, pero también se encuentra en masas mixtas enclavadas como especie secundaria de rebollares (Quercus pyrenaica). En total ocupa unas 11.800 hectáreas, de las cuales el 73,07% son de titularidad privada, 23,88% de titularidad pública (1.087 has. de monte de UP) y 3,05% de titularidad desconocida.
En cuanto al perfil sociológico, el 60% de los propietarios son castañicultores de más de 65 años y el 92% pertenecen al sexo masculino. A pesar de esto, la continuidad de las explotaciones se considera probable o segura debido a que más del 75% de los propietarios tienen sucesión directa que se desplaza y se implica en las labores de ayuda en la recolección de la castaña.
Las variedades más representadas en la provincia son Brava (27%), Injerta (27%), Longal (22%), Ventura (13%) y Judía (11%). Los castaños más antiguos (centenarios) pertenecen a la variedad Brava que es la que se ha cultivado de forma tradicional en la provincia.
La castañicultura, una renta complementaria
Actualmente, la castañicultura en Zamora presenta unas características idóneas para la producción de un producto de calidad, cuyos ingresos representan la renta complementaria más importante para el ámbito rural de la provincia, muy por encima del turismo rural, la madera, la leña y las setas. En este sentido, un mayor desarrollo de las fases de transformación y comercialización, así como la formación de los castañicultores en las técnicas más adecuadas de gestión de ésta especie, contribuirían al desarrollo endógeno de la zona y a la creación de un tejido empresarial que sirva de elemento de fijación de la población.
Conservación de la especie y desarrollo rural
La transcendencia económica, social y cultural del castaño en el entorno transfronterizo de Zamora y Portugal se encuentra actualmente amenazada por la incidencia de las enfermedades del chancro y la tinta, que han protagonizado un importante desastre ecológico que hace peligrar la especie. Este fenómeno, unido a al devastador efecto de los incendios forestales y la plaga de avispilla asiática, han concluido en una progresiva reducción de las poblaciones de Castanea sativa, que se puede observar a escala nacional y europea.
Esta experiencia puede servir para proporcionar a la población un mayor conocimiento de la situación del castaño en la zona y en territorios colindantes, que permita avanzar en la preservación del hábitat, la conservación de la especie y a la dimamización del sector productor de castaña como un elemento de desarrollo rural.