Vivir los entresijos de la Semana Santa desde la niñez para mantener viva la tradición en los pequeños pueblos

Mantener vivas las tradiciones en los pequeños pueblos es una tarea complicada, principalmente debido a la despoblación y el envejecimiento de sus habitantes, pero hay lugares en los que se busca con ahínco que las pequeñas generaciones comiencen a sentir algunas de ellas, como la Semana Santa, para evitar su desaparición.

Uno de estos casos es el de Fuentelapeña, una localidad zamorana con apenas 600 habitantes que hace tres años ideó una procesión infantil para implicar a los más pequeños en la semana de Pasión y que la vivan desde las edades más tempranas, pues para muchos pueblos es complicado incluso mantener las procesiones con las que cuentan. Es decir, labrar el futuro de toda su Semana Santa a través de una “iniciación” de la que son partícipes absolutos.

De esta forma, Fuentelapeña vivió ayer Miércoles Santo el tercer aniversario de esta procesión que ya genera gran expectación y que cuenta con una treintena de niños que no son únicamente de la localidad, sino también de pueblos de alrededor, puesto que se le deja la capa a los niños que quieran participar.

Es una procesión a imagen y semejanza de las habituales, con sus andas, que ahora ya son de madera, y sus dos pasos, la Virgen de la Soledad y un Cristo. Con esas dos imágenes, los pequeños han realizado un recorrido por el pueblo contando incluso con una pequeña banda de música y con la participación del párroco de la localidad.