Se formaliza la compra del poblado de Castro: este ha sido su precio y su destino final

Finalmente ha sido vendido por valor de 300.000 euros.

17 Comentarios

Poblado de la presa de Castro
Poblado de la presa de Castro

Óscar Torres, así se llama el constructor toledano ha formalizado la compra del poblado de Castro en la provincia de Zamora. Tras dar la vuelta al mundo, la noticia de su venta, finalmente ha sido este constructor quien ha formalizado la compra por 300.000 euros, tal y como desvela la cuenta de Instagram @wallstwolverine.

Pese a que en un primer momento se informó de que se trataba de un empresario alemán el más interesado, y un precio de salida de 260.000 euros, finalmente el terreno ha sido vendido a Óscar Torres por 300.000 euros. El comprador cumplirá así uno de sus sueños ya que proyecta la construcción de un gran complejo turístico. 

La intención del constructor es la realización de un complejo turístico enfocado en la tendencia 'slow'. Un turismo sin horarios, con fechas abiertas y pudiendo disfrutar sin llenar la agenda de planes. Un proyecto que además fomentará la creación de puestos de trabajo en la zona. 

Cabe recordar que este enclave zamorano quedó abandonado allá por el año de 1989 tras ser trasladado el puesto de la Guardia Civil y de los propios empleados. A tan solo 53 kilómetros de Zamora capital, cuenta con un total de 6.600 metros cuadrados y una superficie cercana a las ocho hectáreas. 

El 12 de diciembre de 1952, la Central I de Castro, conocida como ‘El Salto de Castro’, fue puesta en marcha. Sin embargo, 37 años más tarde, en 1989, instalaron controles remotos y el poblado quedó abandonado a causa del traslado de los empleados y del puesto de la Guardia Civil que lo custodiaba.

A partir de entonces, el poblado fue asaltado por los vándalos. No quedan ni los bancos ni las campanas de la Iglesia, cuyas fachadas están llenas de pintadas. Las viviendas de los obreros, desvalijadas. Y las habitaciones de la hospedería, saqueadas. Hoy en día, impera el silencio, tan solo roto por los crujidos de las puertas, las pisadas sobre los cristales que tapizan el suelo y el travieso jugueteo del viento con las contraventanas. 

Desde principios de los 2000, el pueblo pertenecía a una familia que quiso convertir Salto de Castro en una aldea turística que tenía previsto albergar 184 plazas de turismo rural. Pero, según aseguran Eta, tras la crisis del 2008 esta tarea se complicó y la familia desistió.

 

 

Tienes que iniciar sesión para ver los comentarios

Lo más leído