Santa Marta de Tera se prepara para recibir la luz equinoccial de primavera

Las puertas del templo románico se abren desde el viernes 18 de marzo, poco antes de las nueve de la mañana, para contemplar el rayo luminoso

Foto M.A.C. El rayo de luz equinoccial en la iglesia de Santa Marta se proyecta sobre el capitel
Foto M.A.C. El rayo de luz equinoccial en la iglesia de Santa Marta se proyecta sobre el capitel

La iglesia de Santa Marta de Tera se prepara ya para recibir la luz equinoccial de primavera coincidiendo con la llegada del cambio de estación, del paso del invierno a la primavera, el domingo 20 de marzo. Desde el viernes 18 al jueves 24 de marzo, poco antes de las nueve de la mañana, se abren las puertas a las visitas para contemplar el fenómeno de la luz equinoccial.

A las nueve de la mañana, unos minutos antes y unos minutos después, se podrá contemplar el rayo de luz que se proyecta sobre el capitel más famoso del camino jacobeo mozárabe sanabrés. El rayo del astro sol ilumina la figura asexuada sobre una mandorla, sujeta por dos ángeles, y que ha sido objeto de estudio por teólogos en consonancia con los propios de la astronomía y de la arquitectura, representando según algunos estudiosos al alma de la patrona Santa Marta elevándose a los cielos, o también al Resucitado.

Simbolismos aparte, este fenómeno de la luz equinoccial en la iglesia de Santa Marta de Tera y que tiene como protagonista al astro sol anunciando la primavera, suele reunir a un buen número de curiosos.

Oficialmente el 20 de marzo, a las 15:33 horas, hora UTC (Tiempo Universal Coordinado, en España actualmente está en UTC+1), se produce el Equinoccio de Primavera, que es cuando la duración del día y la noche son iguales. Desde esa fecha los días en el Hemisferio Norte continuarán alargándose poco a poco hasta finales de junio.

Los visitantes podrán conocer también la efigie pétrea del Santiago Peregrino colocada sobre una enjuta de la portada sur y que se encuentra en fase de restauración, así como la rica colección del museo parroquial y del camino jacobeo que se aloja en el que fuera palacio de los obispos de Astorga, edificio anejo al templo mandado construir en el siglo XVI por el prelado Pedro de Acuña. La portada renacentista del inmueble la presiden dos medallones, uno de Carlos V, patrono de la casa, y otro del Papa Julio III, que entregó la abadía al obispado astorgano.

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