“Para el pueblo es muy importante que este encuentro se celebre en Carbajales porque es una forma de reivindicar nuestra tradición, nuestra cultura y nuestro bordado carbajalino”. Así de satisfecho se mostraba el alcalde de Carbajales, Roberto Fuentes, antes de que se iniciar el encuentro de águedas en su localidad.
Una localidad, la de Carbajales, que “está muy bien”, a juicio del propio alcalde, que agradecía que “la gente se vuelca mucho con este tipo de actos” y reconocía que para ellos “es un día para estar orgullosos de la cultura y la tradición que hay en Carbajales”.
Sobre las reivindicaciones de cara al futuro, Fuentes mostraba la intención que tiene todo el equipo de gobierno para los próximos años: “Queremos tener un museo que además de tener el bordado carbajalino, sea también representativo de toda la provincia de Zamora. Trabajaremos a partir de ahora para tener un museo en el que estén representados toda la indumentaria tradicional de Zamora”, zanjaba.
Fuentes entregaba el bastón de mando a una de las águedas de la localidad, Esperanza Fidalgo, conocida en el pueblo como ‘Esperanzita la estanquera’. En su discurso, Fidalgo comentaba: “En primer lugar quiero agradecer al alcalde y también al presidente de la Diputación porque se está volcando con el mundo rural y eso es lo que necesitamos. Hoy he cogido el mando y lo he cogido en el nombre de todas, pero el mando hay que tenerlo siempre porque tanto monta, monta tanto Isabel como Fernando”, decía ante el aplauso de todas las mujeres presentes en la plaza de la localidad.
Tras hace alusión a todas las mujeres de Carbajales, estuvieran o no presentes, Fidalgo mandó un mensaje de unión: “Todos tenemos que ir unidos, porque Carbajales ha sido siempre un pueblo unido y hospitalario”. Por último, finalizaba diciendo: “Os juro que yo a Carbajales lo llevo en lo más profundo de mi corazón, que nunca se me olvida. Y a todos os digo que hay que llevar estos trajes con mucho orgullo. Veo a gente de fuera de Carbajales que los llevan y me hace una enorme ilusión”, decía mirando a la consejera Isabel Blanco, que iba ataviada con el traje típico de la localidad.