El desconsuelo y el dolor más profundo por un hueco que ya nunca podrá ser llenado han sido los protagonistas durante la tarde de este miércoles en Roales del Pan. Vecinos, amigos y familiares se han despedido de Arancha Corcero, la joven fallecida este lunes. La Iglesia de Roales ha acogido las exequias de la joven, con una familia rota y que ha perdido ese haz de luz que, como la recuerdan, desprendía esta amable y jovial enfermera.
El sepelio, como se preveía, contó con la presencia de una multitud, centenares de personas que, con un unánime y dolorido sentir, acompañaron a la familia, en un inquebrantable, riguroso y estremecedor silencio, desde el respeto y aportando su apoyo para demostrar que Roales nunca olvidará a Arancha Corcero y han querido despedirla como se merecía. Ahora, las banderas del pueblo aún ondean a media asta; unas banderas que, en los corazones de quienes la conocían y querían, puede que nunca lleguen de nuevo a subir a lo más alto del mástil de sus almas.
Dejó una huella que Roales no olvidará y que no podrá ser borrada, y así ha quedado demostrado durante esta tarde. La tragedia arrebató la vida de Arancha, pero su recuerdo permanecerá por siempre en las mentes y corazones de quienes coincidieron con ella en algún momento y conocieron de primera mano el valor personal que tenía. Hija, amiga, vecina, ejemplo para muchos... Podrán recordarla de muchas maneras, pero siempre existirá el denominador común de recordarla como quien fue: una buena persona que nunca mereció algo así.
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