Ribadelago llora su tragedia: 66 años del desastre que acabó con 144 vidas en una madrugada de terror

Se cumplen 66 años del desastre de Ribadelago, una de las tragedias más dolorosas que ha marcado a la provincia de Zamora.

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Supervivientes de la catástrofe de Ribadelago, en Zamora. (RTVE)
Supervivientes de la catástrofe de Ribadelago, en Zamora. (RTVE)

El 9 de enero de 1959 comenzó como un día cualquiera en el pueblo de Ribadelago, en la comarca de Sanabria, en la provincia de Zamora. Sin embargo, a las 3:00 de la madrugada, el destino de este pequeño y tranquilo lugar cambió para siempre. Un fallo catastrófico en la presa de Villarino del Buey, que retenía las aguas del embalse del río Tera, provocó la rotura de la estructura, liberando una masa de agua que cayó sobre el pueblo con una furia devastadora.

A las 3:30 a.m., la avalancha de agua se precipitó sobre Ribadelago, arrasando casas, cultivos, calles y todo lo que encontraba a su paso. Los habitantes del pueblo, que en su mayoría dormían en ese momento, no tuvieron tiempo de reaccionar. La fuerza del agua fue tal que las viviendas fueron arrastradas por completo, dejando a los sobrevivientes en una situación de total desolación.

El resultado de la tragedia fue espantoso: 144 personas murieron ahogadas o atrapadas en los escombros. Entre las víctimas había hombres, mujeres y niños que nunca pudieron escapar del imparable caudal de agua. Muchos de los cuerpos fueron hallados a kilómetros de distancia, en las orillas del embalse o entre las ruinas del pueblo. Las labores de rescate fueron arduas y duraron días, y en el proceso, el dolor y la impotencia se hicieron aún más evidentes.

El desastre fue el resultado de una combinación de factores. Las intensas lluvias que cayeron sobre la región durante el invierno de 1958 y un posible mal estado de mantenimiento de la presa, que no resistió la presión acumulada, fueron las principales causas que provocaron la rotura. Las investigaciones posteriores pusieron de manifiesto la falta de medidas de seguridad y el deficiente control de la infraestructura que debería haber evitado tal tragedia.

Ribadelago quedó destruido, pero la memoria de aquellos que perdieron la vida ese fatídico día sigue viva. Cada 9 de enero, familiares, descendientes de las víctimas y habitantes de la región se reúnen para rendir homenaje a los fallecidos. En un pequeño monumento que se erige en el lugar, se recuerdan a las víctimas con flores y palabras de solidaridad, pero también con una profunda reflexión sobre la negligencia que permitió que algo tan trágico ocurriera.

El desastre de Ribadelago dejó también una lección histórica sobre la importancia de la seguridad en las infraestructuras y la necesidad de una mayor vigilancia sobre las grandes construcciones que pueden poner en riesgo la vida de miles de personas. La tragedia, que en su momento no fue completamente esclarecida en cuanto a responsabilidades, sigue siendo un tema de reflexión y estudio, pues ha dejado marcas en el alma colectiva de los sanabreses.

Hoy, 66 años después, el recuerdo de Ribadelago sigue vivo. La comunidad no olvida a los 144 que perdieron la vida en aquella madrugada de terror, y el dolor sigue siendo un vínculo que une a las familias y a los habitantes de la región. Ribadelago, el pueblo que se desvaneció bajo las aguas, continúa siendo un símbolo de resistencia y recuerdo en Zamora.

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