“Nuestro pueblo no puede desaparecer. Tiene que perdurar siglos y siglos”
Un grupo de habitantes de Vega de Villalobos (Zamora) trabaja desde la plataforma Salvemos Nuestra Torre para recaudar fondos destinados al arreglo de la espadaña de San Román
El deterioro de muchas iglesias y otras edificaciones que forman parte del amplísimo patrimonio cultural de Castilla y León no es ninguna novedad. En el caso de la provincia de Zamora, que contabiliza unos 400 templos, sería preciso invertir varios millones de euros para restaurarlos todos.
Cuando la Diócesis, con la ayuda de las instituciones públicas, no puede alcanzar todos los rincones que lo precisan, los pueblos intentan movilizarse y remover los corazones y los sentimientos como ocurre, por ejemplo, en Villalpando, donde se puso en marcha hace un año una campaña para salvar la iglesia de San Pedro.
Ese templo románico estuvo a punto de venirse abajo pero un convenio firmado entre la Diputación y el Obispado de Zamora, por un importe de 400.000 euros, abrió las puertas de la esperanza. El proceso fue acompañado por la Fundación ZamorArte y ha contado con el apoyo de iniciativas para recaudar fondos, que alcanzan los 70.000 euros, gracias a donativos particulares y a varias actividades.
Otro ejemplo paradigmático se encuentra en Vega de Villalobos, donde un grupo de vecinos creó la plataforma ciudadana ‘Salvemos Nuestra Torre’ y decidió poner en marcha hace unos meses una campaña para recaudar fondos destinados a restaurar la espadaña de la iglesia de San Román.
‘Vega contrigo’
En la cuenta de Facebook ‘Vega contrigo’ figura un marcador que, a 26 de febrero de 2025, indicaba 12.145, los euros recaudados hasta el momento en pos del objetivo de alcanzar la cifra de 55.000, la cantidad que el Obispado de Zamora estima que hará falta invertir para restaurar el monumento.
Vega de Villalobos se encuentra 23 kilómetros al oeste de Benavente y a 72 de la capital zamorana. La localidad tiene 91 habitantes censados, y cada vez menos casas abiertas en invierno, como suele ocurrir aunque, al menos, ha recibido un espaldarazo en el ánimo colectivo con el nacimiento, el pasado 22 de enero, de Ayoub, el primer bebé que acoge el municipio desde hace 18 años. El hijo de Karima Bahari y Mohammed Khaloua ha llevado la esperanza al corazón de la Tierra de Campos.
En la Plaza Mayor espera Carmen Pérez, de 53 años recién cumplidos, integrante del Comité de Salvemos Nuestra Torre, concretamente, en la sección de cuentas. También está Santiago Valladares, de 68 años, quien se encargó, en un principio, de organizar los eventos y, en la actualidad, puede decirse que es el responsable de relaciones institucionales.
“Somos nueve en el equipo, que lo encabezó Elisa Sánchez, que vive en Madrid. “Elisa y su madre, María Jesús Pérez, hicieron un trabajo de documentación importante. Estudiaron los planos originales, cómo se creó la iglesia, cómo se fue restaurando a lo largo del tiempo, y entonces ella fue la que impulsó todo esto para intentar arreglar la torre antes de que se nos caiga. Ella fue la promotora”, destaca Carmen.
Llama mucho la atención que el despliegue humano realizado para salvar la espadaña de Vega de Villalobos estuviera encabezado por gente que vive fuera del pueblo. Muchas veces, se habla de los oriundos que regresan en Navidad, Semana Santa o el verano, disfrutan de su lugar de origen y critican a diestro y siniestro antes de volver a dejar la localidad, sin hacer nada.
No es ese el caso de Vega de Villalobos. Elisa Sánchez vive en Madrid, igual que Nuria Fermoso y Luisa García; Eva María Pérez, en Valencia; Veri García, en Valderas (León); Carmen Alonso, en Martorell (Barcelona); Mari de Caso y Lucio Paíno, en Valladolid… Y trabajan desde la distancia con la misma energía y denuedo que si estuvieran a diario en el corazón de la Tierra de Campos.
“Hemos conseguido un grupo importante de dentro y de fuera. El objetivo es salvar la torre pero también decimos que un gran objetivo de esta idea es formar grupo, formar pueblo, formar comunidad”, recalca Carmen. “Somos doce en el Comité de SNT y más de la mitad vive fuera. Y esto es una labor desde hace mucho tiempo porque ellas también son fundadoras de la Asociación Cultural ‘Las Pandas’, que el germen empieza por ahí. Esto viene de muchos años atrás”.
“Ellas” son un grupo de mujeres que se ha acercado a la Plaza Mayor a recibir al redactor de Ical, en una jornada coordinada por Carmen Pérez. Con sus 80 años, Araceli Bajo se acerca con gesto resuelto y responde a la pregunta de nombre y cargo. “Soy Araceli y, ahora mismo, no tengo ningún cargo”. “En el coro, ¿te parece poco?”, pregunta Carmen. “Estoy colaborando en la iglesia en lo que puedo y en el coro”, señala.
Araceli es natural de Pajares de los Oteros (León), aunque este año ha cumplido medio siglo en Vega de Villalobos. También forma parte del grupo Mari de Caso, de 58 años, dentro del grupo de las cuentas, que están muy bien controladas. “Para que las cosas funcionen, tiene que ser así”, recalca.
Deterioro
Avanzamos hacia la iglesia de San Román. Se percibe con claridad que el deterioro ha avanzado con decisión durante los últimos años. “No sabemos si es por el tiempo o las palomas pero la argamasa se ha ido desmenuzando. En su día, se arreglaron las campanas. He de decir que el sonido de las campanas de Vega de Villalobos es el mejor del mundo”, sentencia. “No es amor de veguesa. El sonido de estas campanas es inconfundible y, además, son preciosísimas”, recalca.
El templo de San Román tenía planta de cruz latina pero experimentó remodelaciones, de manera que, en la actualidad, es “solamente una nave, aunque muy bonita”, indica. “Tenemos dos patronos: las Candelas, el 2 de febrero, y San Román, el 18 de noviembre”, comenta.
Al pie de la torre de la iglesia de San Román, no hace falta ser experto en patrimonio para percibir el deterioro que presenta la espadaña. “Está muy tocada. Todas las piedras están muy erosionadas. Algunos boliches se nos han caído”. Carmen utiliza constantemente el dativo de interés, signo inequívoco de que, realmente, el templo de San Román forma parte de su identidad y es todo un símbolo del amor por Vega de Villalobos.
“Las cigüeñas nos anidan. Hacen unos nidos que ya hemos quitado un par de veces. Ese boliche está a punto de caer y el de la izquierda ya se cayó. Hace tiempo, se arregló el campanario y ahora se puede subir con mucha más seguridad”, indica.
“La última reforma que se hizo fue poner la cubierta entera y la iglesia quedó perfecta. Nuestro pueblo tiene más de mil años. Hay una datación de Vega de Villalobos del año 1015. Esto lo cogen los americanos y hacen una serie. La iglesia, posiblemente, se levantó un siglo después. Esto era una agrupación de labradores. Todos estos pueblos tienen su origen en la Reconquista”, explica Santiago Valladares.
“A medida que íbamos ganando terreno, el señor feudal agrupaba a los labradores y ganaderos. Esta iglesia se cayó en el 1700. La espadaña estaba de antes y estuvieron 30 años sin iglesia. Hay un estudio muy interesante que tenemos en nuestra página de Facebook, ‘Vega contrigo’.
Santiago incide en que la madre de Elisa Sánchez hizo un estudio documentado en registros de cómo se levantó el templo. “La iglesia que tenemos ahora solo tiene dos siglos. En el 1800, este pueblo iba a escuchar misa al pósito, un almacén de simientes que todavía existe. Ahí estuvieron diciendo misa durante 30 años. Entonces, este pueblo pertenecía a la diócesis de León. Se pagaban diezmos para contribuir a levantar la iglesia y no se inauguró hasta 1830”, relata.
El interior del templo presenta muy buen aspecto, como resaltan enseguida los integrantes de Salvemos Nuestra Torre. “Tenemos pasión de vegueses. Cuando la arreglaron, sacaron el ladillo cara vista y quedó muy bonito. El Cristo del Consuelo tiene muchísimo valor. David Huelmo nos hizo estos cuadros y otro, que nos lo robaron, desde entonces tenemos que tener cuidado. Son magníficas reproducciones”, detalla Carmen.
Símbolo
Santiago Valladares describe, con reverberación, lo que significa la espadaña para los habitantes de Vega de Villalobos. “La torre significa más que el propio símbolo religioso. Es algo que nos une y que siempre
También te puede interesar
Lo último