Hay un grupo selecto de personas que rezuma autoridad. En algunos casos, de un modo ominoso, por la ostentación de un cargo, acompañada de un complejo de inferioridad y, en otros, por una actitud ante la vida que genera magnetismo. Los primeros casos suelen ser muy poco interesantes pero los segundos provocan siempre una reacción favorable en el interlocutor.
Tal es el caso de la física experimental María del Rosario Heras Celemín (1950, Zamora). Esta zamorana, estrechamente vinculada a Medina del Campo (Valladolid), es una de las máximas autoridades en el ámbito internacional por lo que a eficiencia energética se refiere y ha dedicado gran parte de su vida a estudiar la energía solar térmica, al tiempo que explicaba de un modo cercano a las personas profanas todo lo que iba averiguando. Investigación y docencia, unidas por una trayectoria impresionante, la llevaron a convertirse en enero de 2010 en la primera presidenta de la Real Sociedad Española de Física.
María del Rosario, Charo, como prefiere que la llamen, desarrolla desde hace casi tres décadas su trabajo científico en el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) y expone con gran claridad, como docente, su parece sobre temas tan controvertidos como la investigación en España, la deficiente formación de los españoles en eficiencia energética, las malas prisas a la hora de construir edificios y las quiebras del sistema educativo.
¿Cómo ve la educación?
Mal. (Sacude la cabeza y repite). Mal. Si yo comparo lo que sabíamos nosotros con diez años con lo que sabe un niño de hoy a esa edad, nos damos cuenta de que hemos ido hacia atrás. En aquellos años no todo el mundo tenía la posibilidad de estudiar y te ponías ese reto como persona. Hoy no se les pone ese reto de que nada es gratis y de que si quieres algo en la vida tienes que ilusionarte y es-for-zar-te. El ‘todo vale’ es lo que más daño hace a la educación y a la sociedad.
¿Falla la sociedad o falla el sistema?
En el fondo, la sociedad. Tenemos culpa todos. Ahora mismo, el profesor se ve obligado a enseñar y a educar y yo creo que la educación hay que darla en casa y, muchas veces, los padres no la dan. El profesor debe ilusionar y enseñar y la familia, educar y apoyar.
¿Cómo está la investigación en España?
Los investigadores estamos muy valorados por la sociedad pero, con frecuencia, nos ponen en un pedestal sin saber qué es lo que hacemos y por qué estamos ahí. Yo bromeo diciendo que tengo cara de monja porque me paso el día pidiendo, rogando. Trabajo hasta 18 horas al día, primero, porque me ilusiona y porque mis condiciones familiares me lo permiten, pero también porque busco proyectos para que se les pueda pagar el sueldo a los investigadores que tengo conmigo. Este año, ya le dije a la secretaria de Estado hace unos meses, que como esto no pegue un cambio, la investigación de España está a punto de finiquitarse. Cuando salga el programa marco del horizonte 2020 ahí estamos todos como locos. El Plan Nacional, de colaboración público-privada, todavía no ha salido. Hay que recordar que los físicos españoles ocupamos el noveno lugar del mundo en investigación y, a la hora de la verdad, la realidad es que mucha gente se tiene que marchar fuera.
¿El futuro de la investigación en España pasa por la relación con la banca y con las fundaciones?
La realidad es que las empresas españolas no usan todavía el potencial investigador. Prefieren intentar comprar fuera, de momento. Convencer a las empresas de mirar hacia nosotros mismos cuesta todavía bastante. Los presupuestos que se dedican a investigación proceden de subvenciones y préstamos, muchos de los cuales no se cubren porque las empresas no apoyan el trabajo de los investigadores españoles. De todas formas, en mi caso particular, no puedo quejarme, ya que en cualquiera de los proyectos en los que yo estoy hay empresas vinculadas.
¿Qué tal andamos en cuanto a eficiencia energética?
Dentro del área en la que trabajo, de ahorro de energía en la edificación, la sociedad española todavía tiene mucho que aprender en el aspecto energético. Mi abuela sabía perfectamente cómo tenía que utilizar su casa en invierno y en verano. Conocían unas pautas de uso de energía en su casa, por tradición. Yo intento potenciar en mi investigación cómo utilizar la energía solar para gastar menos en calefacción y refrigeración. Un edificio gasta más o menos energía en función de su orientación y de dónde se encuentre. Es muy sencillo, es de sentido común energético. En verano se cierran las ventanas para que no entre el sol y se ventila por la noche. En invierno, se ventila diez minutos y se cierran las ventanas. Esto, llevado a la práctica de las modas en la arquitectura es el problema. La energía es cada vez más cara y hay que considerarlo desde el punto de vista del arquitecto pero también del instalador, del ingeniero. Sabemos que en España se pueden conseguir edificios de energía cero, que utilizan poca energía convencional. Como mínimo, se puede conseguir un ahorro del 50% de energía, sólo con las paredes y con la orientación.
¿Qué tal se construye en España desde el punto de vista de la eficiencia energética?
En España se ha construido mucho pero bastante mal. Se sabe que cerca del 80% de nuestros edificios tienen ruina energética, es decir, que usan para climatización más energía de la que necesitan. Hay que rehabilitar lo que tenemos mal hecho. (Frunce los labios). Tenemos que pasar del boom de la construcción al boom de la rehabilitación.