La Diputación de Zamora saca el talonario a golpe de crítica

De “sensacionalismo” a inversión: la contradicción de la Diputación con la formación de los bomberos del Consorcio.

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Javier Faúndez, presidente de la Diputación
Javier Faúndez, presidente de la Diputación

La Diputación de Zamora, encabezada por su presidente Javier Faúndez Domínguez, ha anunciado una inversión de 130.000 euros con concepto de 'varios' entre los que se incluyen la formación para bomberos en la última reunión del Consejo Directivo del Consorcio Provincial de Prevención y Extinción de Incendios.

Esta decisión llega apenas una semana después de que el medio Zamora24horas publicara las quejas de un grupo de bomberos, autodenominado "bomberos díscolos", que denunciaban precisamente la falta de formación en el servicio. Curiosamente, el presidente de la Diputación de Zamora, Javier Faúndez, se ha referido a estas críticas como la "maniobra sensacionalista de un medio de comunicación", pero ahora destina una cuantía significativa a un problema que, según ellos, no existía.

Este anuncio parece más una maniobra para acallar críticas que un verdadero compromiso con la mejora del servicio. La administración provincial, en lugar de reconocer la validez de las denuncias y trabajar en una solución estructural, ha preferido deslegitimar a quienes señalaron las carencias. Sin embargo, la incoherencia de su discurso queda al descubierto cuando, días después de despreciar las críticas, destinan una cantidad significativa a formación, demostrando que, en efecto, había una deficiencia que requería ser abordada.

Durante la rueda de prensa posterior a la reunión, Faúndez trató de restar importancia a las acusaciones, asegurando que el sindicato UGT se desmarcaba de ellas en boca de Jerónimo Cantuche. Sin embargo, el problema sigue latente: la formación ha sido insuficiente y ahora intentan reaccionar a la presión mediática. Además, el propio presidente reconoce que la Diputación ha tenido dificultades con los plazos de las oposiciones y con la falta de personal operativo, lo que pone en evidencia una mala planificación que afecta directamente a la seguridad de la provincia.

A esto se suma la necesidad urgente de incorporar 1,4 millones de euros de remanentes del Consorcio, destinando 1,2 millones a la compra de vehículos y 131.000 euros a diversas mejoras, entre ellas la mencionada formación. ¿Por qué no se abordaron estos problemas con anterioridad? ¿Por qué esperar a que las quejas trasciendan públicamente para tomar cartas en el asunto?

En definitiva, la Diputación de Zamora parece estar más preocupada por la imagen que proyecta que por la eficiencia real de los servicios de emergencia. Los bomberos llevan tiempo alertando de carencias en formación y recursos, y si no fuera por la presión mediática, es probable que estos problemas hubieran seguido ignorados. La seguridad de los ciudadanos y de los propios bomberos no debería depender de titulares incómodos, sino de una gestión previsora y responsable. La inversión anunciada es un paso necesario, pero llega tarde y con un claro trasfondo de lavado de imagen.

El mismo modus operandi con la residencia Virgen del Canto de Toro

Al igual que en el caso de la falta de formación de los bomberos, Javier Faúndez ha recurrido a una respuesta tardía frente a las críticas sobre la gestión de la Residencia Virgen del Canto de Toro. Tras las denuncias públicas del Partido Socialista y los trabajadores del centro sobre deficiencias en las instalaciones y la falta de personal, el presidente de la Diputación ha salido al paso con una promesa de inversión y mejoras, pero en lugar de asumir la responsabilidad desde un principio, su reacción llega después de que las críticas se hayan hecho públicas.

Durante la rueda de prensa, Faúndez descalificó las solicitudes de la oposición, especialmente las de Sandra Veleda, quien pidió una comisión extraordinaria para investigar las condiciones de la residencia. Faúndez, lejos de aceptar las críticas constructivas, acusó al Partido Socialista de falta de reflejos y desconocimiento, y defendió la gestión del equipo de gobierno, reiterando que ya se estaban tomando medidas para mejorar el centro, como la instalación de nuevas cámaras de seguridad y la reforma integral de las cocinas.

Sin embargo, el contraste es evidente: como ocurrió con la falta de formación de los bomberos, la Diputación reacciona solo cuando las críticas son públicas. Faúndez no mencionó previamente ninguna de las inversiones anunciadas, como la mejora de la climatización y el proyecto de recuperación del patio exterior, que ahora se presentan como parte de un esfuerzo por convertir la residencia en un referente, aunque muchos de estos proyectos aún no han sido ejecutados.

El presidente también señaló que, a pesar de las denuncias de deficiencias, como los problemas de moho en las neveras y el mal estado de algunos equipos, se ha dado respuesta a las inspecciones de sanidad y se ha trabajado en la licitación de nuevas inversiones. Sin embargo, el hecho de que estas soluciones solo lleguen tras las denuncias pone en duda si la Diputación realmente está comprometida con el bienestar de los residentes y las condiciones laborales de los trabajadores, o si simplemente está tratando de limpiar su imagen tras la presión mediática y política.

Además, la falta de personal en la residencia, que ha llevado a la suspensión de vacaciones y reducciones de descansos, sigue siendo una preocupación pendiente. Faúndez ha afirmado que las inversiones son parte de un esfuerzo continuo por mejorar las instalaciones, pero la reacción ante las críticas no parece corresponder con un trabajo previo de anticipación y prevención de los problemas que ahora se están tratando de solucionar.

Como en el caso de los bomberos, la Diputación parece preferir actuar bajo presión, tras la exposición pública de los problemas, en lugar de tomar medidas preventivas. Las inversiones son necesarias y, en teoría, bienvenidas, pero la gestión parece seguir un patrón: la solución llega tarde, después de que los problemas sean señalados públicamente y la crítica se haga insostenible.

 

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