Dos años de la tragedia: heridas que no cierran y un dolor que todavía atenaza los corazones de toda la provincia

Se cumplen dos años del segundo incendio que asoló la provincia de Zamora llevándose miles de hectáreas y varias vidas

Las heridas del fuego en Losacio (31)
Las heridas del fuego en Losacio (31)

El 17 de julio es ya una fecha marcada en negro en los calendarios de la provincia de Zamora y muy hondo grabada en los corazones de los zamoranos. Un 17 de julio, pero de 2022, aún convalecientes tras el gran incendio originado en Sarracín de Aliste, el horror de las llamas volvió a sacudir la vida de los habitantes de esta tierra con otro gran fuego, esta vez originado en Losacio. Dos años después, las profundas heridas generadas por aquella catástrofe siguen muy abiertas y aún supuran dolor.

Conforme avanzaban las llamas a una velocidad aterradora y calcinando miles de hectáreas en apenas unas horas, los zamoranos no podían o no querían creer que apenas un mes después del primer incendio, la tragedia se repetiría, y siendo todavía más cruenta, llevándose cuatro vidas y dejando varios heridos. Pueblos desalojados y vecinos desolados, unidos bajo los únicos sentimientos de incredulidad, rabia y dolor, que se prolongarían no solo hasta cuando el incendio se dio por controlado, sino que esos sentimientos aún colean en el espíritu de los zamoranos.

Desde las tierras de Alba y Aliste hasta el Valle del Tera y el Valle de Valverde tuvieron que ser desalojados más de una treintena de pueblos, mientras numerosos vecinos luchaban por el suyo propio a la espera de la llegada de los medios, con los que también trabajaron para la extinción de unas llamas que se estaba llevando hasta las últimas gotas de esperanza que sus corazones podían albergar. Con más de 11.000 hectáreas calcinadas solo en las primeras 24 horas, el recuento total de terreno arrasado por las llamas ascendió hasta las 31.500.

Entre los desalojos, resultó herido grave Ángel Martín, un vecino de Tábara al que engullían las llamas mientras trataba de realizar un cortafuegos con una excavadora y lograba salir por su propio pie. Con quemaduras en el 80% de su cuerpo, era trasladado a Valladolid, donde permaneció ingresado durante más de dos meses. Las imágenes del que ya es para siempre el ‘héroe de Tábara’, conmocionaron no solo a todo el país, sino también fuera de nuestras fronteras. Finalmente, no pudo superar las consecuencias de sus graves quemaduras y la historia terminó de la peor manera posible, con el fallecimiento del 'héroe de Tábara', convirtiéndose así en la cuarta vida arrebatada por una de las mayores catástrofes naturales de la historia no solo de Zamora, sino del país.

San Martín de Tábara se convertía en la primera localidad en ser desalojada por la proximidad del fuego, a las pocas horas del comienzo de este, y la gran columna de humo que se esparcía por la zona, algo que se extendía poco después a Ferreruela de Tábara y a Sesnández de Tábara. También pocas horas después de la declaración del incendio, se conocía la desoladora noticia del fallecimiento de Daniel Gullón, un brigadista forestal de 63 años que perdió la vida luchando contra un fuego que ya había dejado también varios heridos.

El hambre de las llamas parecía no tener fin y poco tardaban las autoridades en desalojar la localidad de Tábara. A lo largo de la madrugada entre el domingo y el lunes, los vecinos de Escober de Tábara, Olmillos de Castro, Abejera y Riofrío de Aliste también tenían que ser desalojados, mientras lo único que disipaba la oscuridad en la noche zamorana era una lengua de fuego visible desde varios kilómetros de distancia. Pasaban las horas y las condiciones meteorológicas cada vez eran más adversas por lo que, a primera hora del lunes, la localidad de Litos volvía a ser desalojada, como ya lo hiciera con el anterior incendio.

El drama volvió a sacudir el alma de los zamoranos pocas horas después al conocerse el hallazgo del cuerpo de un varón de 69 años fallecido en el paraje denominado "Raya de los Pozones", a unos cuatro kilómetros al oeste de Escober de Tábara. El hombre era un pastor de la zona que se encontraba junto a su ganado, al que no quiso abandonar a merced de las llamas.

Los fuertes vientos, también generaron el caldo de cultivo perfecto para que la destrucción fuera mucho más rápida y enseguida provocó que las localidades del Valle de Valverde tuvieran que ser desalojadas. Los vecinos de Villanueva de las Peras, Bercianos de Valverde, Santa María de Valverde, Morales de Valverde y Pueblica de Valverde debían abandonar sus hogares con efecto inmediato. Miraban hacia atrás y veían el horror de unas llamas que se acercaban imparables hacia sus casas, hacia sus vidas; y miraban hacia delante y no veían nada, solo la incertidumbre de no saber cuándo podrían regresar y, lo que es peor, qué desgarrador panorama se encontrarían al llegar.

El fuego se recrudecía y obligaba a desalojar Ferreras de Abajo, a la que poco después se sumarían Pumarejo de Tera y Melgar de Tera y a lo largo de la tarde del lunes, con un fuerte viento, también era necesario evacuar a los vecinos de Santibáñez de Tera, Santa Marta de Tera, Santa Croya de Tera, Faramontanos de Tábara, Abraveses de Tera, Micereces de Tera, Aguilar de Tera y San Pedro de Zamudia.

Así, tras más de una treintena de pueblos desalojados, miles de vecinos reubicados y más de 30.000 hectáreas de terreno zamorano arrasadas por el impío fuego, la Junta de Castilla y León dio por controlado el incendio forestal de Losacio el 14 de agosto de 2022, casi un mes después de que comenzara. Hoy, Zamora conmemora el segundo aniversario de estos hechos, honrando la memoria de quienes perdieron su vida defendiendo la de la provincia y que han dejado una huella imborrable en lo más profundo de los corazones de miles de personas cuyo sentir común era que, con la pérdida de la Sierra de la Culebra, se iba una parte de ellos. La provincia sigue luchando por salir a flote, aunque aún resuenan en la memoria las sirenas de los bomberos y la Guardia Civil, y aún están fijas en las retinas las noches iluminadas por el fuego, como si de las puertas del propio infierno se tratase. Y eso es una marca que tardará muchos años en borrarse, si es que algún día puede llegar a hacerlo.

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