Criosanabria renueva un año más su campaña de prevención de incendios forestales

Denuncian que la actual política de lucha contra incendios ha quedado "desfasada" ante un nuevo escenario de cambio climático

Archivo |  Un helicóptero arroja agua sobre un incendio forestal
Archivo | Un helicóptero arroja agua sobre un incendio forestal

La Asociación Criosanabria renueva en este inicio de verano su campaña para prevenir los incendios forestales, enmarcada en el Proyecto Libera, ante un nuevo escenario de cambio climático que ha hecho que la actual política de lucha contra incendios haya quedado, denuncian, "desfasada".

Los grandes incendios, una vez se desatan, son muy difíciles de extinguir, por muchos medios humanos y materiales que se empleen "tal y como se encuentran hoy nuestros montes, resultado de varios siglos sin una correcta gestión y ordenación". Desde Criosanabria apuntan que "se debe apostar por actuaciones que reorienten el actual modelo, centrado en la extinción, hacia una política de prevención integral basada en la ordenación del territorio, paisaje en mosaico que frene el fuego, corredores ecológicos que fomenten el intercambio genético y la regeneración natural del monte, aprovechamiento forestal con especies autóctonas, combinación de regeneración natural con reforestaciones con especies autóctonas que garanticen la conservación del suelo, equipos de extinción de incendios con mejor estatus laboral y estabilidad y campañas de sensibilización para concienciar a la población del desastre real que generan los macroincendios, ya que es bien sabido que entre el 85% y 95% de los incendios forestales son causadas por el ser humano en áreas de monte bajo o pinos".

Esta política debe incluir "no solo medidas de prevención, sino fomentar actividades primarias, aprovechamientos tradicionales e innovadores y la concienciación y participación ciudadana". La campaña, que se difunde a través de redes sociales, y carteles en establecimientos públicos,  hace partícipe a las personas que transitan por los pueblos y montes para que apoyen a reducir los incendios. Esta campaña de urgencia obedece a cambios "que han ido produciéndose en años anteriores y que serán cada vez más patentes, basados en el cambio climático, el abandono del campo, la falta de gestión de la vegetación que crece en bancales donde antes se cultivaba próxima a los pueblos, vertederos ilegales donde existen cristales, abandono de montes privados...".

Con las frecuentes olas de calor y las enormes sequías, junto a las plantaciones de monocultivos pinos (desiertos verdes que favorecen la desertificación, traen plagas como la procesionaria y fomentan el fuego por la resina y piñas), se producen con mayor frecuencia los temibles macroincendios o incendios de quinta generación, que han aumentado un 175 por ciento en la última década siendo cada vez más frecuentes y afectando a mayor superficie. El abandono del campo, debido al envejecimiento de la población y a no tener una rentabilidad para sostener la actividad agrícola o ganadera es, en parte, consecuencia de que ninguna administración ponga medidas suficientes de gestión que favorezcan una económica mínima para rentabilizar la silvicultura y una ganadería sostenible que puede ayudar a limpiar la vegetación baja de los montes en determinadas zonas de riegos y apoyar la regeneración natural y conservación en otras.

"Después de los grandes incendios que hemos tenido en los últimos años no se ha realizado una correcta zonificación. Esta zonificación consiste en determinar dónde y con qué intensidad afectó el fuego para después decidir dónde intervenir", señalan. En áreas donde comienzan a aparecer herbáceas, donde el fuego no afectó al banco de semillas o donde solo se quemaron parte de las copas de los árboles no es necesario intervenir ya que con tiempo la vegetación recuperará su espació y así se fomenta la conservación del suelo, fundamental para el futuro. Según datos de Naciones Unidas, el 96% de bosques degradados por acción humana se han regenerado solos sin ningún tipo de ayuda ya que la naturaleza solo necesita tiempo para recuperarse.

Mantener el suelo después de un incendio es "fundamental por lo que las intervenciones se deben centrar en áreas con pendientes fuertes donde el fuego haya sido muy intenso, además de conservar el suelo para que regresen las especies vegetales, se fomentan que no se vaya la ceniza a las masas de agua como ríos, lo cual supondría un desastre ecológico enorme". "Cuando se quema un bosque se usa la metáfora de que es lo mismo que cuando te quemas la piel, solo hay que intervenir donde la quemadura es muy severa, en el resto hay que dejar que se regenere con el tiempo por sí solo", explican desde Criosanabria. Asimismo consideran "importante" recordar que "los árboles convierten nuestro desecho en forma de CO2 en oxígeno, por un lado, y alimento básico para la base de la cadena trófica mediante hojas y fruto, por otro".

Igualmente, la Asociación Criosanabria incidió en el aumento de la biomasa existente y de su estado de sequedad debido a las precipitaciones y altas temperaturas primaverales que han generado el crecimiento rápido de vegetación que pueden significar el inicio de fuegos. Esto facilita una combustión muy rápida y en el estado de abandono de zonas de riesgos de nuestros montes, son en su mayoría, un polvorín imposible de apagar en caso de producirse un incendio. Hay que recordar que el área occidental de la Sierra de la Culebra que no le afectaron los fuegos de 2022 se encuentra en un estado similar que la zona que se quemó, existiendo un riesgo de incendio muy elevado en la actualidad. Y por si fuera poco se siguen plantando especies pirófitas que fomentan el fuego como son los pinos.

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