Es complicado no toparse con algún vecino de Fermoselle por la calle y que no haya vivido una historia peculiar en la plaza de madera que nunca olvidará. En ella ha ocurrido de todo: cogidas que han acabado en un susto o desgraciadamente en tragedia, o historias graciosas que acaban siendo simples anécdotas.
EL TORO DE MUERTE
Entre los años 50 y 55, el ayuntamiento llevaba al ‘coso de madera’ cinco toros, y no novillos como los que se traen actualmente, y solamente había uno de muerte. Al ganadero que transportaba el ganado procedente de Salamanca se le compraba uno de sus toros, puesto que no había suficiente dinero para comprar más. El resto del ganado se le arrendaban para correr en el encierro que se hacía en el prado y había un animal, conocido como el “Toro de Muerte” que era elegido por el ayuntamiento para que fuera matado.
DIOS Y SU CUÑADO
La historia de “Dios y su cuñado” es difícil que nadie la conozca. Todos los vecinos de la villa cuentan como un toro con gran fuerza rompió una talanquera por la mitad, adentrándose dentro de la plaza donde se encontraban todos los mozos. El animal fue directo a una de las lanchas que están debajo de las maderas llevándose por delante a los cuñados que fallecieron en el acto. Lo peculiar de esta historia es el nombre que recibía uno de ellos, Dios. De ahí viene la anécdota de la historia.
EL MILITAR
Otra de las anécdotas es la del joven militar de 20 años al que no le dieron permiso en la mili para asistir al encierro, por lo que decidió escaparse, sabiendo que eso era un delito y que tendría como consecuencia su detención. En la misma entrada a la plaza, el joven se cruzó con un toro que lo dejó en el acto.
‘PUES QUE NO HUBIERAN VENIDO’
Tiempo atrás, los encierros eran camperos, por lo que muchas personas de avanzada edad no podían asistir a ellos, lo que les obligaba a quedarse en casa. Las ancianas, una vez finalizado el acto, se asomaban a sus ventanas para ver pasar a los mozos que bajaban cansados por las empinadas calles, preguntándoles si habían pillado a alguien. Cuando les respondían que habían cogido a un mozo de otro pueblo, ellas respondían “pues que no hubiera venido”.
TOREROS ILUSTRES
Fermoselle, aparte de ser famoso por sus fiestas, es conocido por los grandes carteles taurinos que ha albergado a lo largo de su historia. Entre los toreros más ilustres que han toreado en la plaza de madera se encuentran Andrés Vázquez, un matador de toros de Villalpando que toreó varias veces en la década de los años 60, al que, en alguna ocasión, un fermosellano tuvo que ayudarle a matar el toro porque él no fue capaz; Pedro Arcos, que al día siguiente de torear en Fermoselle un toro lo mató en Pereña de la Ribera, un pueblo cercano a la villa; el gran ‘Manolete’ y, recientemente, Alejandro Talavante, han sido algunos de los famosos toreros que han pasado por esta plaza.
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