El Grupo Municipal de ahora DECiDE en el Ayuntamiento de Galende denuncia , que, hace escasos días el médico que atiende Ribadelago comunicó a los vecinos que se suprimía la consulta de los miércoles, quedando únicamente el martes como único día de la semana en que el médico iba a atender el Consultorio de la localidad.
De este modo las personas que necesitan acudir al médico un día distinto al martes, no les queda más remedio que acudir el Centro de Salud de Puebla que dista veinte kilómetros de Ribadelago. Los que no disponen de vehículo propio, que son la mayoría, y además de edad avanzada, tienen que hacer uso de un taxi cuyo coste no resulta inferior a cuarenta euros, ida y vuelta, para acudir al médico. La Junta no ha articulado ninguna medida alternativa de transporte al Centro de Salud de Puebla, como por contra sí lo ha hecho en otras zonas de Sanabria. Retirar asistencia sanitaria cuando ya se está en mínimos indispensables supone agravar las condiciones de vida de los residentes en el medio rural, distantes del Centro de Salud y del Hospital de referencia, como acontece en el caso de Ribadelago.
Estos recortes son sin duda una apuesta decidida por la desertización de los pueblos y contribuyen a configurar Sanabria como una comarca insegura sanitariamente. Por ello pedimos que se revierta la situación y se repongan en Ribadelago los dos días de consulta médica a la semana que tenía hasta que le han sido suprimidos.
En otro orden de cosas y dentro del mismo Parque Natural Lago de Sanabria, la JCyL ha echado el cierre a la Casa del Parque situada en el Monasterio de San Martín de Castañeda. Se trataba de la casa histórica del parque que actuaba de museo público de los recursos naturales del espacio protegido, con miles de visitantes al año. Contribuía a potenciar el turismo en el eje Lago, Vigo de Sanabria, San Martín de Castañeda y Laguna de Peces, como museo de imprescindible visita en esta ruta. Con este cierre la JCyL, incumple lo dispuesto en el PORN y empobrece los recursos turísticos del parque natural, limitando las posibilidades de crecimiento de los pueblos ribereños. Se trata por tanto de un cierre inadecuado, inoportuno y perjudicial para el Lago como espacio de cultura y disfrute sostenible. Todo ello sin poner en marcha el museo del Cister que en su día prometía la dirección del parque.
Una vez más se constata que el Parque Natural no ha contribuido a mejorar las condiciones de vida de los habitantes de las localidades que lo integran, ni a sembrar otras expectativas de vida que no hayan sido la emigración pura y dura de los jóvenes hacia las ciudades y el retroceso demográfico. Un auténtico fracaso.
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