"Serían próximamente las cuatro y cuarto cuando sentimos una fuerte trepidación en la casa y en la calle un espantoso ruido de derrumbamiento." Con estas palabras narraban los cronistas de la época el fuerte ciclón que asoló el pueblo de Pontejos tal día como hoy en 1924.
El dos de diciembre de hace cien años, la localidad zamorana se vio sorprendida por este fenómeno que "partió el pueblo en dos", tal y como siguen relatando los vecinos de Pontejos sobre un suceso que ha ido pasando de generación en generación gracias al boca a boca.
"La magnitud de la catástrofe supera cuanto pudiéramos decir de ella, habiendo quedado destruidas más de las dos terceras partes del pueblo"
Fue ese día en el que algunos articulistas se acercaron hasta allí para conocer lo sucedido y fueron recibidos por José Jambrina, alcalde en ese momento y por un vecino, Francisco Montalvo, dueño de la primera casa que sufrió los efectos del ciclón.
Los documentos de aquellos días reflejan además como: "Tan pronto como el Gobierno Civil tuvo conocimiento de lo ocurrido en el inmediato pueblo de Pontejos, se trasladaron el señor Gobernador civil, acompañado del personal de la Brigada Sanitaria, llevando material de curas de urgencia. Pudieron comprobar que la magnitud de la catástrofe supera cuanto pudiéramos decir de ella, habiendo quedado destruidas más de las dos terceras partes del pueblo y con deterioros de muchísima consideración en todas las viviendas restantes”.
"Las pérdidas son de gran consideración, imposibles de valorar en una primera visita, y milagrosamente no han ocurrido desgracias personales", tal y como rezan los primeros análisis que se hicieron en la zona afectada por el violento fenómeno.
Gracias a la labor de investigación de la Asociación Cultural de Pontejos, se ha logrado identificar a las personas que aparecen en una antigua fotografía tomada desde el vértice de la plaza y la esquina de la calle Florencio Jambrina. La imagen, que muestra parte de la torre y la iglesia junto a un transformador eléctrico que abastecía al pueblo, se ha convertido en un valioso testimonio de la historia local.
Entre los reconocidos se encuentran figuras destacadas como Don Florencio Jambrina Montalvo, secretario del Ayuntamiento de Pontejos, y Don Juan Bermúdez, presidente de la Diputación de Zamora. También aparecen el arquitecto provincial, el gobernador civil de Zamora, y otras autoridades, como Don José Jambrina Casaseca, alcalde de Pontejos.
En el grupo de atrás, resaltan personajes como Don Rufino San José Medina y Don Clemente Medina, abuelo de Doña Pilar Álvarez, entre otros nombres que evocan la memoria colectiva de la localidad.
El paso del tifón dejó un panorama de devastación en Pontejos, con árboles arrancados de raíz, puertas arrastradas por el viento hasta el cercano pueblo de Casaseca, bloques de piedra desplazados a distancias considerables y la desaparición completa de varias viviendas, evidenciando la fuerza destructiva del fenómeno.
"Las pérdidas son de gran consideración, imposibles de valorar en una primera visita, y milagrosamente no han ocurrido desgracias personales"
Desde el Ayuntamiento, tras lo ocurrido se comunicó como: "las autoridades locales se centraron en proporcionar materiales para estabilizar las viviendas afectadas, retirar los escombros que podrían haber agravado los daños en caso de lluvias intensas y garantizar albergues provisionales para los vecinos damnificados, mientras se avanzaba en la reparación total del pueblo. Además, se realizaron visitas periódicas para supervisar los trabajos y atender las necesidades urgentes de la población".
La magnitud del desastre quedó patente en los relatos de los testigos. Las calles de Pontejos se llenaron de rostros desolados. Según el comunicado, una mujer campesina, con las manos entrelazadas y el semblante demudado, exclamó entre lágrimas: "Hemos quedado arruinadicos para toda la vida". Incluso el sacerdote del pueblo, sumido en el dolor, no pudo articular palabras, y su saludo fue respondido con lágrimas por quienes lo presenciaron.
La Federación Católica Agraria relató en esos días como: "la tromba que golpeó Pontejos dejó escenas difíciles de imaginar. Casas de dos pisos fueron derribadas hasta el entresuelo, techos completos fueron lanzados a más de treinta metros, y gruesos muros de piedra aparecían cuarteados y removidos como si hubieran sido zarandeados en un remolino. Tapias de tierra quedaron completamente destruidas, y los árboles, tronchados por la fuerza huracanada del viento, no pudieron resistir el embate. El ciclón no solo devastó el núcleo del pueblo, sino también sus alrededores, dejando un panorama que se asemejaba al de una zona bombardeada".
El sacerdote del pueblo, sumido en el dolor, no pudo articular palabras, y su saludo fue respondido con lágrimas por quienes lo presenciaron
Ante tal desastre, la Federación Católica Agraria se preguntó con firmeza si sería justo que el Estado y la Diputación mantuvieran los tributos a un pueblo que había quedado en tal estado de ruina. En su comunicado, la FCA expresó la esperanza de que las autoridades actuaran con justicia, condonando los impuestos del año 1925 para aliviar la carga de Pontejos y otros pueblos afectados.
"No queremos juzgar mal a nuestros gobernantes, pero el deber nos obliga a no conformarnos con promesas", afirmaba el texto, dirigido tanto al Gobierno central como a la Diputación de Zamora. En su llamamiento, la FCA rogó que se eximiera a Pontejos de todo tipo de tributos para el año siguiente, considerando la gravedad de las pérdidas.
El comunicado concluyó con una reflexión: "Así se demostrará que nuestras autoridades proceden con justicia, y la agricultura se lo agradecerá". Para la Federación, esta medida no solo era una cuestión de caridad, sino de reconocimiento al esfuerzo de un pueblo trabajador que, a pesar de haber perdido casi todo, mantenía viva la esperanza en sus instituciones.
No hay documentos sobre cuánto tiempo tardó el pueblo de Pontejos en recuperarse de lo sucedido, pero este hecho insólito sigue vivo en la memoria de los habitantes de la localidad, pero fueron los propios vecinos quienes hicieron donaciones a su recuperación.
Actos conmemorativos
Con motivo de la efeméride, desde la Asociación Cultural de Pontejos se ha organizado un acto de recuerdo del ciclón. Se celebrarán el próximo 7 de diciembre, Pontejos se prepara para una jornada de celebración y recuerdo con motivo del Magosto 2024, que promete ser un evento lleno de historia, tradición y convivencia. A continuación, se detallan los actos programados para ese día:
A partir de las 17:30h, los vecinos podrán disfrutar de una interesante charla sobre la historia de Pontejos, acompañada de una proyección de fotos antiguas que permitirán revivir momentos inolvidables de la localidad. Un acto ideal para aquellos interesados en conocer más sobre el pasado de su pueblo.
La festividad continuará a las 20:00h con el Magosto popular, en el que se compartirán castañas asadas y se fomentará la convivencia entre todos los asistentes. A las 21:30h, se celebrará la Cena del Magosto, un menú especial que incluye entremeses con ensaladilla, secreto con guarnición, postre y bebidas. El precio para los socios será de 15€, mientras que los no socios podrán disfrutar de la cena por 18€.
Es importante recordar que las plazas para la cena son limitadas, por lo que se debe confirmar asistencia antes del 30 de noviembre llamando al Tfno 683 559 416.