A las siete y media en punto sonaba la tercera bomba en Benavente y en ese instante ‘Rastreador’ salía del toril. El día grande de las fiestas de esta localidad llegaba a su punto central cuando las astas del morlaco asomaban por el portalón. Nada más salir ya se vivieron los primeros instantes de incertidumbre. No fue una salida limpia, sino que el toro trató de lanzarse hacia los mozos que esperaban en el extremo de la calle.
Tras un par de tirones de maroma, el astado enfiló ya el inicio del recorrido. Fue un recorrido ágil, no especialmente veloz, pero sí a un trote más que aceptable para que en muchas zonas se vieran bonitas carreras. No obstante, como cada año, hubo algo de descontento en los corredores, por la cantidad de personas que no respetaban ni el espacio ni el tiempo del toro.
El morlaco fue sumando metros en el recorrido y se decidió que no hiciera parada en El Corrillo. Así, y después de algún susto en forma de contusión, el toro alcanzaba el final del recorrido. A las 20.20, cincuenta minutos después de la salida, se cerraban las puertas del toril para dar por finalizaba una nueva edición del toro enmaromado.
Una edición brillantemente celebrada con el astado de El Campillo y con una primera valoración muy positiva por parte de la corporación municipal, tanto por el desarrollo como por la ausencia, en principio, de incidentes importantes.