Apenas 763 dólares recaudados en un mes ¿Se acaba el tiempo para Salto de Castro?

Jason Lee Beckwith, empresario y músico californiano, inició una campaña internacional de crowdfunding con el objetivo de rehabilitar el pueblo abandonado de Salto de Castro, situado en la provincia de Zamora.

Jason Lee Beckwith en su visita a Salto de Castro el pasado verano
Jason Lee Beckwith en su visita a Salto de Castro el pasado verano

Hace casi un mes, el empresario estadounidense Jason Beckwith que compró Salto de Castro lanzó una ambiciosa campaña de crowdfunding para restaurar el pueblo abandonado, situado en la provincia de Zamora, junto al río Duero y cerca de la frontera con Portugal. Sin embargo, la respuesta ha sido muy diferente a la esperada: de los 300.000 dólares necesarios para dar inicio al proyecto, solo se han recaudado 763.

La cifra, que representa apenas el 0,25 % del objetivo, pone en jaque la viabilidad del plan y abre interrogantes sobre el interés real de la comunidad internacional en rescatar este enclave olvidado. Aunque la propuesta generó cierta atención mediática al inicio, el entusiasmo inicial no se ha traducido en donaciones significativas. Además, el último donativo se registró hace 16 días, lo que agrava aún más la situación.

A pesar de los llamamientos a mecenas, voluntarios y expertos en restauración, el flujo de contribuciones ha sido mínimo, lo que obliga a replantear la estrategia.

Algunos analistas creen que la escasa recaudación puede deberse a la desconfianza en este tipo de proyectos, el escepticismo sobre su viabilidad o la falta de incentivos claros para los donantes. Otros apuntan a que la crisis económica global ha reducido la disposición de las personas a participar en iniciativas de este tipo.

Por ahora, el futuro de Salto de Castro sigue en el aire. Sin una inyección considerable de fondos, el sueño de convertir el pueblo en un enclave turístico sostenible podría quedar en nada. En las próximas semanas, los responsables del proyecto tendrán que decidir si continúan con la campaña, modifican su estrategia o buscan otras fuentes de financiamiento.

Lo que está claro es que, al menos por ahora, la esperanza de revivir Salto de Castro parece más lejana que nunca.

 

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