Sáez resolvió las frecuentes críticas vertidas desde varios frentes sindicales y políticos desde la pasada primavera por el “cierre de camas” con el dato estadístico de la ocupación de los hospitales de Castilla y León durante junio, julio, agosto y septiembre, que no alcanzó el 75%. “La forma más adecuada de evaluar la capacidad de respuesta y el funcionamiento de un hospital es observar sus resultados y no sus datos de estructura”, aseguró.
En la actualidad, los centros hospitalarios miden su eficiencia más que por el número de camas por los procesos de ‘ambulatorización’, que suponen menores necesidades de camas para atender al mismo número de pacientes. “En Castilla y León, se hicieron el año pasado 200.928 sesiones en hospital de día, lo que sería igual a necesitar 550 camas si esos tratamientos se hubieran realizado en régimen de hospitalización”, indican fuentes de la Consejería de Sanidad. “Asimismo, se realizaron 67.241 intervenciones quirúrgicas ambulatorias, equivalentes a la necesidad de 736 camas si esas operaciones hubieran requerido hospitalización”, añadieron.
La mejora en el funcionamiento de consultas ambulatorias, de consultas de alta resolución y de algunas otras iniciativas hacen “que sean necesarias menos camas para atender a la misma población”, anotó Sáez, tanto por la menor llegada de pacientes que precisan atención durante los meses de verano como por el hecho de que ciertas enfermedades tienen una mayor virulencia en otoño e invierno.
Una de las mejores ratios
Por otra parte, Castilla y León sigue manteniendo una de los mejores ratios de camas por habitante. De esta forma, en 2014, por cada 1.000 usuarios de la sanidad pública hay 2,67 camas hospitalarias en funcionamiento; la tasa por cada 1.000 usuarios en el Sistema Nacional de Salud es, según los últimos datos disponibles, correspondientes a 2012, de 2,41 camas.