Aunque por el momento no vaya a tener consecuencias a efectos prácticos, el de noviembre ha sido el primer Pleno de la Diputación en este mandato sin mayoría absoluta del Partido Popular. La salida de Ángel Prada al grupo de los no adscritos deja a la formación mayoritaria con 12 de los 25 representantes en la institución, aunque el sanabrés ya ha mostrado su disposición a acatar la disciplina de partido a pesar de no ser ya uno más, como quedó patente en la sesión.
Para empezar, el alcalde de Rosinos, imputado por un presunto caso de prevaricación, no ocupó su lugar habitual en la bancada, sino que se sentó a la derecha de David Carrión, el edil de Ciudadanos. Este pasó a situarse en el lugar que habitualmente correspondía a Antonio Iglesias y fue precisamente el alcalde de Andavías quien se ubicó en la zona en la que anteriormente seguía los plenos Ángel Prada.
A pesar de esta circunstancia, el representante sanabrés votó religiosamente en consonancia con la opinión del Partido Popular durante todo el Pleno, salvo en una de las mociones, concretamente en la última que presentó su compañero de al lado, el diputado de Ciudadanos David Carrión.
El concejal de Alcañices propuso una urgencia para tratar un asunto sobre el deporte infantil en las comarcas; los doce diputados populares decidieron no dar paso al debate, mientras que el propio Carrión, los ocho representantes del PSOE, los tres de IU y Prada levantaron la mano para posicionarse a favor.
A pesar de ello, y condicionada, según ella misma explicó después, por un problema de ángulo de visión, Martín Pozo dio por rechazada la urgencia. Ante la protesta general, la votación se repitió y entonces sí, Prada se situó del lado de sus excompañeros para tumbar la proposición del diputado de Ciudadanos.
Tras el Pleno, Prada confirmó que su voto inicial se había debido a una confusión y que, a partir de ahora, se pondrá del lado de aquello que sea bueno "para la institución, para la provincia y para Sanabria".