La crisis sanitaria acontecida por el COVID 19 está dejando secuelas a nivel psicológico.
El comportamiento de los más jóvenes ha cambiado. En épocas estivales es aún más complicado el conseguir que los niños y jóvenes estén alerta y mantengan las pautas de seguridad y salud para no contagiarse.
El cierre de las discotecas y la poca oferta de ocio ha hecho que muchos jóvenes tomen el botellón como la única alternativa. “La policía municipal de Madrid afirma haber interpuesto un 71% más de denuncias por botellón que en 2019” afirman en el periódico El País.
“En Ita hemos notado un incremento de consultas de padres que están preocupados por el consumo de alcohol entre los jóvenes”, afirma Gloria Gonzalez, psicóloga clínica. Pero no solo en adicciones se han incrementado las visitas a los centros especializados, sino que situaciones traumáticas como la de perder a un ser querido durante el confinamiento se ha convertido en una situación difícil de resolver. “Las personas que han perdido a un ser querido no podían conocer el estado de salud de sus allegados, no pudieron acompañarles en sus últimas horas, sabiendo que ese familiar o amigo estaba solo en el hospital, y tampoco han podido despedirles con un funeral o un entierro. Esto es algo muy dramático que costará superar", afirma Antoni Grau, Director Clínico del grupo Ita.
Esta “situación de encierro” ha dejado secuelas a nivel psicológico también en niños y jóvenes. “Cambios de humor, tristeza o desgana a la hora de presentarles a hacer alguna actividad, son algunos de los síntomas que pueden presentar los más pequeños tras estos
meses de incierto e inseguridad sanitaria” afirma Daniele Cipriano, psicólogo experto en Trastornos de Conducta, de la unidad infanto-juvenil de Ita Argentona.
Además, es importante tener en cuenta que los jóvenes también se ven expuestos a situaciones estresantes, traumáticas y dolorosas, y el no saber gestionar estas nuevas emociones o una mala gestión de estas, puede desencadenar en un trastorno mental como un trastorno de conducta, ansiedad o depresión.
Según datos del Manual de Psiquiatría para padres y educadores del Hospital Gregorio Marañón, el 8% de los jóvenes españoles sufren un trastorno de conducta (TC), mientras que el 20% de los niños y adolescentes españoles padecen algún tipo de trastorno psíquico de mayor o menor intensidad que afecta a sus vidas y a la de sus familias, profesores y compañeros.
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