"Vive como si fuera un adolescente", han indicado las psicólogas a preguntas de la defensa durante la exposición de su informe pericial, en el que se han basado para asegurar que el acusado "tiene mermada la capacidad reflexiva" para determinar las "consecuencias" de sus actos.
Así lo han recalcado antes de que la fiscal cuestionara dicha afirmación, dado que el profesor habría tratado de ocultar a su entorno la relación que mantenía con su alumna de 14 años.
Por su parte, la acusación particular ha incidido en las circunstancias en las que se elaboró el informe --que se hizo un año y medio después del ingreso en prisión preventiva del acusado--, así como en el contexto en el que se trazó al constar las denuncias realizadas por otras dos menores ante posibles abusos sexuales.
A la pregunta del letrado de la acusación, Leo Marfil, sobre si es "normal que tres chicas fabulen" para acusar a un mismo profesor de abusos, las psicólogas han contestado que "a veces sí".
Igualmente, han afirmado que el acusado no padece ninguna "patología" ni se encuentra bajo tratamiento por este aspecto dentro del centro penitenciario en el que se encuentra ingresado. "No es consecuente de lo que hace, pero es un caso típico de personas con un alto nivel de abstracción que se puede tratar", han apuntado antes de hacer constar que el acusado carece de antecedentes psiquiátricos o problemas mentales.
La exploración psicológica de parte ha sido rechazada en sus informes finales tanto por la acusación particular como por la Fiscalía, para la cual "no se acredita la existencia de tratamiento psicológico ni una enfermedad mental" que impidiera al acusado mantener una patrón de conducta, por lo que han elevado a definitivas sus calificaciones provisionales y la petición de 12 años de prisión.
Cláusula 'Romeo y Juleta'
Por su parte, el letrado de la defensa, Esteban Hernández-Thiel, ha mantenido su petición de absolución, si bien han interesado subsidiariamente, en caso de tener por probados los abusos bajo el relato de la fiscal, la rebaja del tipo penal en dos grados para alcanzar una pena máxima de dos años de prisión.
El abogado ha solicitado esta atenuante conocida como la 'cláusula de Romeo y Julieta', un artículo del Código Penal que permite atenuar la pena inicial ante relaciones que se estiman consentidas entre el presunto abusador y la víctima.
No obstante, la fiscal se ha mostrado contraria a su aplicación al entender que para ello no solo es necesario que exista una "madurez mental" por parte de la víctima superior a la que es propia de su edad, sino que también debe "haber proximidad en la edad".
"Aquí la diferencia de edad es de 24 años", ha manifestado la representante del Ministerio Público, quien además de incidir en que ambas condiciones tienen que darse de forma "acumulativa", ha recalcado que su aplicación se ha tenido en cuenta a aquellos acusados que contaban con una edad máxima de 24 años, toda vez que en esta ocasión, C.T. tenía 38 años en el momento de los hechos.
Frente a la carga probatoria interesada por la Fiscalía y la acusación, quienes han recalcado el vídeo de alto contenido sexual grabado el 16 de octubre --un mes antes de la denuncia-- que se ha reproducido a puerta cerrada y que se extrajo del ordenador del acusado por parte de la menor, ya que poseía sus claves de acceso, la defensa ha incidido reiteradamente en los cambios de versión ofrecidos durante la instrucción por la víctima y en su capacidad para "mentir".
Responsabilidad del colegio
La Fiscalía y la acusación particular también han solicitado que se declare como responsable civil al colegio británico privado St. George que contrató al profesor al entender que los actos del empleado se han producido "en el ámbito laboral" dado que "la relación sentimental" se inició "por su condición de profesor, en el ámbito docente", al tiempo que se han registrado a través de los testigos "encuentros en el colegio".
"La actuación delictiva escapó de los sistemas de control del colegio", ha apuntado la fiscal, para quien buena parte del claustro conocía que C.T. "había sido juzgado por un hecho similar en su país" al tiempo que "no hubo medidas de control ni con la menor ni con los padres", por lo que "de la actuación del centro resultó la actuación delictiva".
Las últimas testificales del juicio, que ha quedado visto para sentencia, han permitido conocer también las impresiones de algunos de los profesores del centro, quienes entre ellos comentaban la "relación inapropiada" del acusado con los alumnos y, en concreto, la que mantenía con la víctima, que era "demasiado cercana", así como el conocimiento por una parte de ellos de sus antecedentes.
Una vez conocidos los hechos tras la denuncia, una profesora ha detallado la actuación del centro: "A nosotros nos dijeron que no podíamos hablar del tema con ella, solo vigilar cómo estaba. Tenía un permiso para estar en la biblioteca", ha explicado durante la sesión, en la que no ha sido posible escuchar al director del centro pero que, según el agente instructor del caso, "conocía el asunto".
Pese a estas apreciaciones, así como las de otras alumnas que afirmaron que vieron besarse al acusado y a la víctima en las aulas, el letrado que representa al colegio ha destacado que "ni siquiera había sospechas" por parte de los profesores de la relación, máxime cuando ha habido al menos tres interrogatorios que "no han podido practicarse" por la ausencia de los testigos. "La menor y el acusado mantenían oculta la relación a ojos de todos", ha dicho antes de trasladar "severas dudas" sobre la "credibilidad" de la chica.
Antes de la conclusión del juicio, el acusado ha hecho uso de su última palabra para asegurar que la víctima es una "mentirosa compulsiva" y que la razón de que le denunciara finalmente por abusos es que "su familia le presiona por el dinero" que obtendría con el caso. "No me creo que algo que empezó como una broma y que fueron diciendo a sus amigas termine como algo tan serio", ha lamentado antes de volver a negar la existencia de relaciones sexuales.