Lucas, un niño de 11 años procedente de Cáceres, ha sufrido quemaduras en su piel, se le han caído las uñas, los pezones, ha estado a punto de quedarse ciego y ha necesitado quimioterapia para sobrevivir. Todo ello, consecuencia de la dosis cuatro veces superior a lo necesario de Lamictal, un tratamiento para la epilepsia, multiplicada por coincidir con otro medicamento, Depakine, según informa el diario digital 20minutos.
Lucas fue trasladado en helicóptero al hospital de La Paz, en Madrid, "al borde de la muerte", según narra su madre, Cristina Paredes, en una entrevista al diario El Mundo. El niño permaneció 16 días en Cuidados Intensivos y tuvieron que coserle los párpados, ocho puntos en cada uno, para que la quemazón no acabara comiéndosele los ojos y llegó a tener 19 de tensión, pero finalmente remontó.
Los padres de Lucas, que ha sobrevivido a pesar de que ha quedado físicamente deformado y con problemas renales y hepáticos, reclamaron por los daños y perjuicios de la cadena de errores al Servicio Extremeño de Salud: "Es una vergüenza, vamos a ir a la Justicia", dice Cristina.
Una cadena de errores que tuvo lugar en tres centros extremeños (Virgen del Puerto de Plasencia, Valencia Alcántara de Cáceres y Materno-Infantil de Badajoz): "El error vino por mezclar varios medicamentos de este tipo y por un error de dosis... Y ahora, que lo llevan en Madrid, ni siquiera está tomando antiepilépticos y nos han dicho que quizás no debió de tomarlos todos esos años".
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