La paella es el plato familiar por excelencia en los hogares españoles, reservada para las reuniones en festivos y fines de semana. Por eso, es el último lugar en el que querríamos encontrar ingredientes perjudiciales para los más pequeños de la casa. Recientemente, la cadena de supermercados Mercadona ha tenido que explicar por qué uno de sus productos para sazonar el plato de arroz contiene una advertencia entre los ingredientes que fácilmente puede inquietar al consumidor, según informa el diario digital El Español.
Se trata del preparado para paella con azafrán de la marca blanca Hacendado, que en principio solo contiene una mezcla de especias: harina de maíz, sal, ajo, pimentón, pimienta negra, clavo y -lógicamente- azafrán. El único añadido artificial es el colorante E-102, pero es sobre este compuesto sobre lo que pesa el aviso: "Puede tener efectos negativos sobre la actividad y la atención de los niños".
¿Es el E-102 un desencadenante del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), una condición de la que hay indicios de que se puede ver influida por la alimentación? Y si es así, preguntan los clientes, ¿cómo es posible que esté autorizado su uso alimentario, como responde la cadena en Twitter?
@Mercadona acabo de ver esto"efectos negativos sobre la actividad y atencion de los niños"...en que se basan? Podrían dar más detalle. Gracias pic.twitter.com/PuW3YzlBLX
— B&LC (@blopez0007) December 2, 2019
Los bulos alimentarios sobre los aditivos, es decir, todos los ingredientes que comienzan por la letras mayúsculas, son pasto frecuente de bulos alimentarios en las redes sociales. Se les atribuye desde efectos cancerígenos a "daños en el ADN" dentro de las tendencias conocidas como "quimiofobia", que rechazan cualquier aditivo en la comida sin atender a que son frecuentemente indispensables para que lleguen en buen estado de conservación y consumo al comprador.
En concreto, los mensajes negativos contra el uso del E-102 por parte de Mercadona llevan circulando en las redes desde hace más de cinco años. Ya por entonces aclaraban que este colorante artificial también conocido como tartrazina está autorizado por los reguladores sanitarios tanto de España como europeos. Es, junto al E-110 (Amarillo anaranjado), el más común para las paellas.
Entonces, ¿por qué el aviso? Mer Bonilla, compañera de Cocinillas, ya abordaba la cuestión hace cinco años en un post al encontrarse con el aviso entre los ingredientes del preparado para paella. Adelantando sus conclusiones, los aditivos autorizados para uso alimentario lo son siempre en dosis seguras para el consumo humano. Los efectos negativos para la salud que alimentan los bulos quimiófobos pueden darse, pero solo cuando la exposición del organismo al compuesto es mucho mayor que en la cantidad aprobada en alimentos y bebidas.
Como adelantábamos, hay trastornos como el TDAH en niños que apuntan a una posible influencia de la dieta en su desarrollo. Hace diez años, respondiendo a un estudio publicado en The Lancet que alertaba de que si estos colorantes se usan conjuntamente con ácido benzoico o alguna de sus sales como el benzoato de sodio (común como conservantes) podrían producir hiperactividad y falta de concentración en niños, el Parlamento Europeo obligó por ley a introducir el aviso en los productos.
¿Qué ha dicho la evidencia científica desde entonces? La FDA ('Food and Drug Administration') de EEUU se inclina por considerar que los niños con TDAH podrían presentar intolerancias a diversos alimentos y aditivos, lo que podría aumentar su irritabilidad y nerviosismo. En esos casos, y siempre bajo supervisión médica, se podría recomendar evitar los colorantes y los alimentos procesados en general, en favor de una dieta rica en frutas, verduras, cereales y grasas saludables como las omega-3.
En definitiva, el E-102 es un colorante seguro aprobado por la EFSA ('European Food Safety Authority') y la advertencia correspondería a una precaución en función de indicios sobre los que todavía se está investigando. En cualquier caso, las precauciones se refieren a productos en los que la tartrazina se combina con otros aditivos, lo que no es el caso del preparado de paella; y cuando el consumo lo realiza un niño que ya está diagnosticado con una alteración del comportamiento, no para la población general.
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