A eso de las siete de la tarde, la comitiva ha partido desde los aledaños de la Plaza de Toros. Encabezada por la banda de música y por unas estrellas que han guiado el camino de los Reyes, la Cabalgata ha avanzado en dirección al centro de la capital, para pasar por Tres Cruces, Víctor Gallego, Príncipe de Asturias, La Marina y Santa Clara, para finalmente desembocar en la Plaza Mayor.
Las chicas del Mapecca han asombrado a todos los presentes con sus saltos, piruetas y coreografías antes de que el faraón Ramses II dotara de solemnidad al espectáculo con su imponente presencia y la serenidad de su corte. Lejos de tal lección de compostura, los elementos de fantasía han dejado ojipláticos a los zamoranos, que ya iban recogiendo del suelo las primeras remesas de caramelos. En total, cayeron 3.000. Todos ellos sin gluten, hechos para cualquier paladar.
Por fin, tras los teloneros, llegaron las estrellas. Ateridos de frío, seguro, pero impertérritos en lo alto de su trono, Melchor, Gaspar y Baltasar han ido desfilando junto a su corte por todos los rincones de la ciudad antes de entrar triunfantes en la Plaza Mayor. Allí han saludado a todos los presentes hasta que su brazo ha dicho basta y han prometido regalos y sueños cumplidos antes de perderse entre la bruma. Ha sido entonces cuando los niños y niñas se han marchado a sus casas sin saber que mañana, cuando despierten, la niebla se habrá ido y su ilusión iluminará todas las casas de la ciudad.
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