Zamora se ha despedido, en los últimos días, de dos de sus establecimientos más conocidos, de dos clásicos de la cocina típica zamorana y dos paradas obligatorias en las diferentes rutas del tapeo de la capital. El Mesón Lourdes y el Bar Tupinamba han cerrado sus puertas por diferentes motivos y han dejado a los zamoranos huérfanos de sus recetas.
No hay amante de los callos que se precie que no haya pisado alguna vez el Tupinamba, en la calle del Horno de San Torcuato, y se haya deleitado con los que para muchos eran los mejores callos de Zamora. Guisos tradicionales que hacían las delicias de los que se acercaban hasta allí, hasta la 'Zona de los Lobos' o 'Zona de los pinchos'. Durante varios meses cerrado por causa mayor, en los últimos días se ha visto obligado a colgar el cartel de se vende en busca de un zamorano que quiera mantener la tradición viva.
Otro de los clásicos del tapeo zamorano que se ha despedido, después de 31 años, es el Mesón Lourdes donde los vecinos del barrio de Pantoja han disfrutado de muchas tapas con las mollejas como la seña de identidad de una cocina tradicional donde los montados y la plancha han salvado la cena de más de un zamorano.
Esta semana los dueños de este mesón familiar se despedían de todos sus clientes que, una vez conocida la noticia, no perdieron la opotunidad de pasarse una última vez por su bar.
En una ciudad como Zamora, donde el tapeo es casi religión, dos de los más clásicos han cerrado sus puertas pero se mantendrán muchos años en el recuerdo de quienes los moraron y disfrutaron, al otro lado de la barra, de las delicias y manjares que se realizaron en sus cocinas.
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