La comunidad de Castilla y León y en concreto la provincia de Zamora siguen sumando año tras años datos desalentadores en el denominado crecimiento vegetativo. Es decir, la diferencia entre los nacimientos que se producen en el territorio y las defunciones que se lamentan cada año. A nivel regional, ese saldo vegetativo es negativo de forma clara, perdiendo Castilla y León 13.446 personas por esa diferencia entre nacimientos y defunciones. Ni una sola provincia de la comunidad posee un dato positivo en este apartado.
En cuanto a la provincia de Zamora, es una constante que siga perdiendo población semestre tras semestre y también que el saldo vegetativo siempre sea negativo. Al tratarse de una provincia envejecida, el número de defunciones siempre es mucho más elevado que el de nacimientos; en esta ocasión la diferencia casi es del triple.
Así, según los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística, en el año 2017 se registraron un total de 901 nacimientos, por las 2.694 defunciones, con lo que el saldo vegetativo es de negativo, en concreto de 1.793 personas. En cuanto al número de nacimientos, se trata de la peor cifra del último lustro, demostrándose que la natalidad sigue en picado.
Así, mientras en 2013 se registraron 1.049 nacimientos, al año siguiente fueron 1.032, al siguiente 969 y en el año 2016 fueron 933. Ese dato volvía a bajar en 2017 como ya se ha mencionado hasta los 901 nacimientos, muy cerca de una barrera hasta ahora nunca vista de los escasos ochocientos nacimientos anuales.