El reloj marca las ocho y los zamoranos más rezagados emprenden su regreso a casa por el toque de queda adelantado al impuesto en toda Castilla y León desde el pasado sábado. Una nueva norma que muestra el aspecto más desangelado de las calles desde el pasado mes de marzo. Pese a que muchos pueden pensar que el aspecto poco concurrido de las calles es una escena ya costumbrista, la presencia policial deja las pinceladas de esta nueva normativa.
Se suma así la cuarta jornada en la que el ocaso, tal y como lo definió el vicepresidente Francisco Igea, marca la hora del confinamiento nocturno. Una medida para la que el supremo ha dado diez días a la Junta para que presente alegaciones, y será entonces cuando en un plazo máximo de cinco días, el órgano se pronunciará al respecto.
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