Cada mañana, las campanas de San Lázaro repican a las doce en señal de acompañamiento espiritual durante el estado de alarma. Un acompañamiento que solo se realiza a través del sonido de las campanas ya que Florencio García, el cura del barrio tampoco falla a su cita para sacar una sonrisa ante la terrible situación que estamos viviendo.
Pese a su salida en los informativos nacionales, Floren no abandona a sus lazarinos y mantiene el humor día tras día:
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