Dice aquel poema: "¿No será cada lumbre un cáliz que recoge / el calor de las almas que pasan en su viaje?". Así, como cálices transportando el calor de las almas inmortales de los que ya no están, la ya cerrada oscuridad en el camposanto zamorano ha sido iluminada por decenas de velas de la mano de la Cofradía de las Ánimas, que celebraba este sábado 2 de noviembre los tradicionales actos de homenaje a los fieles difuntos.
El Cementerio San Atilano ha acogido un año más este sentido acto, en el que la noche se vio una vez más iluminada por la tenue luz de las velas de la procesión y la fervorosa luz de las almas de los fieles que realizaron el recorrido.
Los fieles y familiares han recorrido las calles del cementerio con el Santo Cristo del Perdón, rezando el Santo Rosario y aplicándolo por todos los que descansan en la Paz del Señor. Asimismo, el emotivo acto contó con la Hermandad Penitencial de Nuestro Señor Jesús Luz y Vida y su coro. No faltó un solo fiel que no portara encendida su vela, para iluminar cada rincón por el que discurría la comitiva.
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