Un Zamora desierta rompe el silencio cada tarde cuando el relojmarca las ocho. Los vecinos abren sus ventanas como un respiro en medio de lacuarentena para agradecer a los sanitarios la ardua labor que enfrentan desdeque comenzase la crisis del coronavirus.
Unsonido que no cesa, en clave de agradecimiento, que se hace especialmentesonoro a las puertas del Virgen de la Concha. Cuando aún faltan escasos minutospara la cita, los sanitarios, a los que el ritmo de trabajo se lo permite,salen a la puerta al tiempo que los vecinos ya aguardan en su balcón.
Laspancartas donde pueden leerse los "Gracias" en mayúsculas, adornandesde hace semanas el edificio enfrentado al hospital. Como si de una alarma setratara, los aplausos marcan las ocho en punto, acompañados de gritos de ánimoy el ya himno 'Resistiré'.
Lasque también se han sumado una tarde más, han sido las Fuerzas de Seguridad quehaciendo un alto en su labor diaria, han querido agradecer a los sanitarios sutrabajo y aplaudir a los propios vecinos su estancia domiciliaria.
Caminoa completarse la tercera semana de aislamiento, los aplausos suenan con másfuerzas y con más ganas de romper la barrera de la avenida Requejo para poderagradecer en persona su carrera a fondo por el bien de los ciudadanos.