La consejera de Sanidad, Verónica Casado, reconoció que el impacto de la pandemia del COVID-19 pudo subestimarse porque había habido dos alertas, la de la gripe aviar y la del ébola, que no tuvieron el impacto "terrible" anunciado, por lo que hubo quien pensó que en este caso "igual pasa lo mismo" y se quedaría en una mera gripe.
En una comparecencia para analizar la situación epidemiológica del COVID, un año después del inicio de la pandemia, Verónica Casado recordó que sociedades científicas les indicaron que sería una gripe y que no debían tomar las decisiones que estaban adoptando.
Asimismo, afirmó que se "arrepiente a posteriori" de haber rechazado el uso generalizado de la mascarilla en las primeras semanas de la pandemia del COVID-19, en la que se indicaba la distancia social y la higiene de manos, así como el cumplimiento del confinamiento.
De hecho, Casado explicó que entonces siguieron las indicaciones del Ministerio de Sanidad, de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC).
"Todos lo hicimos, teníamos el mismo discurso y tuvimos un error que a posteriori es muy fácil de analizar", dijo porque entonces se pensaba que mal utilizada la mascarilla podría tener un efecto "mucho más grave" que su uso generalizado. "En aquel momento era lo que había que decir y hacer", añadió pero ahora reconoció ya saben que el virus se transmite no solo por una gotitas, sino también a través de los aerosoles.
Asimismo, la consejera de Sanidad defendió que su posición sobre el uso generalizado de la mascarilla no se debía a que no había disponibilidad de este producto, porque aseguró que lucharon "como no está en los escritos" y "por tierra, mar y aire" para hacer compras y disponer de material de protección.
Finalmente, Verónica Casado indicó que cuando se desconoce una enfermedad, como el COVID-19, sobre la que añadió todavía existen "lagunas", se trabaja por "ensayo y error".