Flores, paseos al cementerio, reencuentros familiares...la festividad de Todos los Santos es todo un ritual en Zamora, y en el resto de España. Lejos del jolgorio y el colorido con el que se celebra en otros puntos del planeta, el dolor, el recogimiento y la austeridad siguen siendo la seña de identidad de esta fecha en nuestro país.
Son cientos los zamoranos que durante estos días acuden al Cementerio de San Atilano para adecentar las sepulturas, no vaya a ser que el vecino critique, y para pasar tiempo en familia recordando a los que ya no están. Muchos lo entienden como una obligación, algunos como un día de fiesta, pero otros como un castigo.
Una penitencia que supone volver a entrar por las puertas del Cementerio, las mismas que un día cruzaron cuando la muerte aún estaba reciente. Y aunque la muerte no, el dolor sigue a flor de piel rehaciendo los pasos que se dieron aquel fatídico día.
Cada persona vive el luto de una forma y para poder comprenderlo Lorena Alonso, doctora en Psicología, especializada en psicooncología y cuidados paliativos, autora del libro Más allá del dolor de la pérdida, explica qué es el duelo, sus fases, y cómo podemos sobrellevarlo.
"El duelo es un proceso totalmente natural, universal. No es una enfermedad. Esto es importante porque muchas veces se sobre medicaliza. Realmente es un proceso por el que todos los seres humanos pasaremos a lo largo de la vida, y no solo se entiende cuando perdemos a un ser querido, si no que, invita a las personas a llorar porque "con llorar se saca": "Si nosotros no lloramos el corazón se queda duro como una piedra reteniendo el dolor, pero si lloras el corazón se abre y ablanda y saca todo el dolor.
Además, al llorar la respiración se hace más profunda inconscientemente, incluso esos suspiros después del llanto; todo esto permite que puedas digerir esas emociones. Entonces, normalizar el llanto y poderle preguntar qué dicen tus lágrimas, qué expresan, es muy importante”. Esto tiene lugar frente a cualquier tipo de cambio que requiera de unas adaptaciones como una ruptura de pareja o un despido laboral", advierte.
Igualmente, esta experta ve imprescindible ante un proceso de duelo el licitar el brote de emociones, abrirnos al dolor. De hecho, avisa de que si no nos abrimos a él difícilmente podremos llegar a la fase de crecimiento y de transformación. "La única manera de poder encontrar los recursos y de poder llegar a la resiliencia es transitando ese dolor, sanando, limpiando, y solo podemos hacerlo dándonos permiso a lo que sentimos y no forzarnos a sentir otra cosa porque este forzar generará más sentimiento, ansiedad, tensión, y las emociones se enquistan más cuando no te las permites", sostiene esta psicóloga.