Esta mañana la iglesia de San Andrés acogió la Misa de la memoria litúrgica de San Juan de Ávila, patrono del clero secular español, que fue presidida por el obispo diocesano, Gregorio Martínez Sacristán, y concelebrada por la mayor parte de los presbíteros de la Iglesia local. Este año contó, entre los concelebrantes, con el obispo de León, el toresano Julián López, que cumple sus Bodas de Oro sacerdotales.
Como ya es costumbre, en este contexto se celebró la Jornada Sacerdotal. Una ocasión para el agradecimiento y el homenaje a los curas que cumplen sus aniversarios de ordenación. Cuatro sacerdotes celebran las Bodas de Diamante, al cumplir 60 años de ordenación (año 1958). Son Domingo Dacosta Fernández, Juan González López, José Luis Morán Aliste y Agustín Rodrigo Prada.
Las Bodas de Oro, de los ordenados en 1968, las celebran Melquisedec Coca Conde, Ramón Crespo Calleja(misionero del Verbo Divino), Agapito Gómez García, Julián López Martín (obispo de León), Heraclio Martín Calleja y Luis Zurrón Rodríguez (misionero del Verbo Divino). Por último, los dos sacerdotes que fueron ordenados en 1993 celebran sus Bodas de Plata: Francisco García Martínez y Fernando Ruiz González.
Llamada a la santidad de vida
El obispo de la Diócesis comenzó su homilía dirigiéndose al obispo de León, Julián López, con estas palabras: “La Iglesia de Zamora te saluda, querido hermano Julián, y te felicita por el 50º aniversario de tu ordenación sacerdotal, agradeciéndote tu presencia entre nosotros, y ora por ti y por tu Iglesia”.
Tras enmarcar la celebración de la Jornada Sacerdotal en el tiempo litúrgico de Pascua, monseñor Martínez Sacristán se refirió a la figura de San Juan de Ávila, que “destacó por la santidad de su vida y por el celo apostólico”, tal como se había rezado al principio de la Misa. Y, por eso, invitó a los sacerdotes “no sólo a leer, sino a meditar, a orar, a dialogar en grupos… la última exhortación del papa Francisco, Gaudete et exsultate, sobre la llamada a la santidad”, de manera que sirva para “responder a esta llamada que la Iglesia nos hace… porque los sacerdotes han de resplandecer, sobre todo, por la santidad de vida”. “No estamos sobrados de santidad, vosotros y yo… por eso nos vendrá bien este documento”, añadió.
A continuación tuvo unas palabras dirigidas especialmente a los sacerdotes que cumplen sus bodas de diamante, de oro y de plata: “os felicito a todos de corazón. Toda la Iglesia de Zamora se une a vosotros para dar gracias a Dios por los años dedicados al ministerio en la presencia del Señor y en su santa Iglesia. Vuestra vida, gastada en el Señor, es una vida que producirá frutos para vosotros y para la Iglesia a la que servís”.
Una realidad diocesana difícil
Con este motivo, el obispo afirmó estar “muy preocupado por la realidad que los números nos indican: de 70 a 96 años hay 78 sacerdotes, y de 30 a 70 hay 32. Ésta es la realidad que hay, y nosotros debemos responder a ella”. Por ello, dijo, “agradezco mucho a todos los sacerdotes mayores que, a pesar de su edad, y pudiendo celebrar Misa solos y en privado, ofrecen sus servicios a los conventos (tenemos 14 en la Diócesis) y a las parroquias… Tenéis un valor impagable. Sin vosotros, la Diócesis de Zamora no podría subsistir”.
Refiriéndose en concreto a los que cumplen 50 años de sacerdocio, el prelado les pidió que “os mantengáis en activo en las parroquias hasta los 80 años, y entonces deis paso a otros más jóvenes. Esto nos es absolutamente necesario”. También tuvo unas palabras para el clero de menor edad: “sobre vosotros va a cargar todo el peso de esta Iglesia. En este momento no caben elucubraciones de gabinete. Simplemente creo que es necesario el compromiso generoso, grande, para cubrir las necesidades básicas de la Iglesia en Zamora… porque no llegamos”.
Espiritualidad, comunión y oración
“Me gustaría haceros a todos una llamada de lo que San Pablo decía a su fiel Timoteo: ‘cuídate tú’. Cuidaos vosotros personalmente. Cuidaos. Es lo fundamental que yo os pido”, señaló. Y propuso algunas pistas para este cuidado integral de los sacerdotes: “buscando, teniendo, incorporando una recia espiritualidad. También es fundamental, en estos momentos de escasez, mantener la comunión con el obispo y con los demás presbíteros. Manteneos en solidaridad, no cada uno por su cuenta. Recurrid a lo que nos es necesario y fundamental en la vida: la oración”.
Monseñor Martínez Sacristán concluyó su homilía diciendo: “Agradezco muchísimo la entrega y la disponibilidad del clero de Zamora ante esta situación tan difícil que estamos pasando, y os animo de todo corazón a que respondáis al Señor, en esta hora y con esta realidad”.
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