ELpremio de la lotería siempre se presupone como una noticia de júbilo y alegría,sin embargo, para la gijonesa Ludivina tuvo ayer un sabor agridulce. Laagraciada compró los décimos de lotería el mismo día que falleció su marido, yeligió el 86986 ya que los primeros números coincidían con la edad de sumarido.
Tal y como publica elperiódico El Comercio,Ludivina no podría creérselo al principio y asegura que: "le pareció unnúmero muy feo". Bonito o no, para gustos las supersticiones, el número sellevó el quinto premio y la graciada se llevó la suerte hasta Zamora ya queademás compró varios décimos para sus familiares de la provincia.
Una historia agridulceque deja un premio de 48.000 euros entre todos los décimos que adquirió lagijonesa. Sin embargo, la alegría que supone este premio "no compensa lapena" de haber perdido a su marido, tal y como la propia Ludivina confesó entrelágrimas en la administración de lotería a El Comercio el pasado martes.