Aida Cuadrado decidió coger la mochila y cruzar el charco en busca de colaborar, en la medida de lo posible, con la gente de la Amazonía Ecuatoriana a través de un proyecto de voluntariado de Cáritas. Esta zamorana dio el paso y acudió a un lugar alejado y remoto, donde trató de ayudar y prestó su ayuda a la población de la zona.
Un camino de ida que hizo con unas expectativas que superó "con creces" el choque de realidad, volviendo a casa con una mochila que, más allá de las pertenencias, llegaba cargada de "felicidad, alegría y cariño infinito por parte de la gente de Ecuador y de la Amazonía". Sentimientos positivos que chocan a su vez con un debe que encuentra a nuestra sociedad: la falta del sentimiento de comunidad tan fuerte que allí tienen.
Destacando este aspecto y que los ciudadanos de dicho lugar "siempre" están "cuidándose entre ellos", Aida encontró también un abismo con la forma de percibir el día a día respecto a su casa.
"La mayor diferencia que encontré fue que valoran más aquellos aspectos personales, humanos y comunitarios, y no tanto lo material; mientras que aquí, y cada vez más, el sentimiento que reina es el del individualismo", explica esta zamorana, quien se sintió una más y fue tratada "como en casa".
Llegada junto a otros siete compañeros, el grupo de voluntarios fue capaz de solucionar cualquier problema que se puso por delante, sin importar las distintas visiones de cada uno de ellos y con el único objetivo de colaborar. Una palabra por la que viajaron hasta la Amazonía de Ecuador y donde estuvieron trabajando codo con codo.
Buscando corregir determinados problemas de la zona, Aida tiene clara cuál es la razón de la pobreza en este lugar ya que, desde su punto de vista, "existe una diferencia enorme en la distribución de recursos, económicos, sobre todo, encontrándonos zonas muy ricas y zonas muy pobres". Diferencias sociales beneficiadas de "la falta de educación sobre los recursos" que convierte a estas personas en "más vulnerables" e impide que "luchen por todo aquello que les corresponde".
Pero el problema también se encuentra en el complicado acceso que tienen para llegar a sus poblaciones, un aspecto que impide "hacer llegar toda la información a todos los lugares de la Amazonía" y que conlleva otra piedra en el camino para quienes residen allí.
Sin embargo, Aida ha vuelto a casa con el trabajo hecho, satisfecha con lo realizado y habiendo sido parte de una experiencia que considera que "debería vivir todo el mundo alguna vez en la vida".