Actualmente las cifras señalan que casi el 25% de la población española cuenta ya con este tipo de problema y un estudio de la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad estima que en el año 2030 la mitad de la población europea padecerá sobrepeso. Para frenar esta tendencia desde el Gobierno Español están barajando incrementar el IVA de los productos con alto contenido calórico como la comida rápida, la bollería, los refrescos, o los alimentos precocinados, con el objetivo de reducir su consumo.
“Aplicar tasas especiales a determinados productos es una medida que se ha implementado también en otros países. Este tipo de acciones pueden funcionar, no solo como elemento disuasorio en la compra de alimentos altamente calóricos y grasos, sino como una ‘carga económica extra’ al excesivo consumo de productos no saludables que hace que a largo plazo se desarrollen patologías que, como consecuencia, van a ocasionar un gasto sanitario público.” comenta la Dra. Ana Mª Luzón, especialista en nutrición y dietética y miembro de Top Doctors.
Según uno de los últimos comunicados de la OMS en 2019, “la nutrición debe ser una de las piedras angulares de los servicios de salud esenciales. También necesitamos mejores ambientes de alimentación que permitan a todas las personas consumir dietas saludables”.
La obesidad en general, y la infantil, en particular, son ya principal preocupación para los diferentes organismos públicos. Según el informe elaborado por el Comité Español del Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef), hasta un 40% de los jóvenes de entre 8 y 16 años tienen exceso de peso en España. Esto se debe fundamentalmente a un aumento del sedentarismo entre los más pequeños, seguido de los malos hábitos alimenticios y de la falta de tiempo de los padres, que hace que acaben recurriendo a los restaurantes de comida rápida. Los servicios sanitarios, los comedores escolares y el entorno familiar se convierten así en los principales ambientes de educación y lucha frente a la obesidad.
Las enfermedades cardiovasculares, los problemas de fertilidad o el síndrome de la apnea del sueño, son algunas de las principales consecuencias de la obesidad. Los índices de mortalidad también son un claro reflejo de que el sobrepeso y la obesidad se ha convertido en una epidemia a nivel mundial, y es que casi tres millones de personas fallecen en el mundo por esta causa, siendo la quinta causa que más muertes provoca.
La falta de tiempo fundamentalmente por temas laborales hace que cada vez las familias tiendan más a recurrir a las comidas ya elaboradas que contienen una mayor cantidad de grasas y azúcares simples, lo que contribuye al aumento de la ingesta de calorías y por lo tanto a la disminución de la calidad del alimento.