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​SATSE denuncia la grave precariedad de las condiciones de las enfermeras que trabajan en los centros penitenciarios

SATSE afirma que en ningún centro penitenciario de España se están cubriendo las bajas motivadas por un contagio de Covid-19 o cualquier otra causa y se mantiene el grave déficit estructural existente en las plantillas. En la actualidad, hay de media solo una enfermera o enfermero para atender a unos 100 presos

La UME durante la desinfección de la cárcel de Topas

El Sindicato de Enfermería, SATSE, ha denunciado que lacrisis de la Covid-19 ha provocado un grave empeoramiento de las condiciones detrabajo de las enfermeras y enfermeros que trabajan en los centrospenitenciarios de nuestro país mientras siguen paralizadas las negociacionesentre Gobierno y comunidades autónomas para el traspaso de la sanidad penitenciaria.

SATSE critica que, salvo en el caso de Baleares y Navarra,el Gobierno ha reconocido que no hay ningún avance en las conversacionesiniciadas ya en 2018 para propiciar el traspaso de la sanidad penitenciaria alas comunidades autónomas y, de esta forma, mejorar la atención sanitaria quese presta en los centros y las condiciones laborales de sus profesionalessanitarios.

“Este claro desinterés por parte de las administracionespúblicas es más grave si cabe cuando la situación de las enfermeras yenfermeros que trabajan en las prisiones ha empeorado aún más a consecuencia dela pandemia de la Covid-19 al tener que trabajar en condiciones más difíciles ypenosas”, apuntan desde la organización sindical.

El Sindicato subraya que en ningún centro penitenciario deEspaña se están cubriendo las bajas motivadas por un contagio de Covid-19 ocualquier otra causa, ya sea de larga o corta duración, al igual que lasmotivadas por jubilaciones, vacaciones… lo que conlleva una mayor sobrecarga laboralen un entorno de trabajo muy difícil e inseguro para estos profesionales.

Asimismo, señala SATSE, se mantiene el grave déficitestructural existente en las plantillas enfermeras en los centrospenitenciarios, resultando absolutamente insuficiente la oferta de empleopúblico realizada a principios de este año de un total de 97 plazas para todoel Estado. En la actualidad, hay de media solo una enfermera o enfermero paraatender a unos 100 personas privadas de libertad.

A la falta de enfermeras y enfermeros en los centrospenitenciarios se suma la de otros profesionales sanitarios, como médicos yfarmacéuticos, lo que propicia que las enfermeras tengan que asumirresponsabilidades y realizar funciones que no les competen para no dejar sinatender a las personas privadas de libertad, asevera el Sindicato deEnfermería.

“La segunda ola de la Covid-19 está golpeando con fuerza alos centros penitenciarios españoles y la situación dista mucho de estarcontrolada, teniendo en cuenta, además, que las personas privadas de libertadson una población de riesgo, al tener muchas de ellas problemas derivados delconsumo de sustancias estupefacientes, padecer enfermedades infectocontagiosasy mentales, entre otras o tener ya una avanzada edad”, señala.

Ante esta realidad, SATSE reitera la urgente necesidad dedar una solución a los problemas existentes de los centros penitenciarios, asícomo a las penosas condiciones laborales y profesionales de las enfermeras yenfermeros que trabajan en ellos, reclamando que se impulsen las negociacionesnecesarias para que definitivamente se produzca el traspaso de la sanidadpenitenciaria en lo que queda de legislatura, algo que ya también hizo supresidente, Manuel Cascos, en la Comisión para la Reconstrucción Social yEconómica de nuestro país en el Congreso de los Diputados.

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