Los primeros fallecimientos se produjeron en la persona de Fernando Martín, muerto a los 92 años en Majadahonda (Madrid), ordenado en Salamanca y rector del Seminario de Valladolid entre los años 68 y 76, así como de José Guerra, muerto en Zamora tras desempeñar la función de párroco de Alaejos y Sieteiglesias.
A sus muertes se suman, más recientemente en la capital del Pisuerga, las de Antonio Sanz del Valle y Daniel Redondo Redondo, ambos residentes en Valladolid, el primero quien fue párroco de Tamariz y el segundo--no era diocesano sino operario--párroco in solidum en la parroquia de Santa Teresa, así como la de Germán García González, quien antes de trasladarse ya enfermo a la Residencia Sacerdotal de Palencia, donde falleció el fin de semana, estuvo en la parroquia de los Franciscanos del Paseo de Zorrilla.
Además, León cuenta con dos religiosos fallecidos; Zamora, además del fallecimiento ya mencionado de José Guerra, contabiliza la muerte en Madrid de José Antonio Mostaza, y en Palencia, además del ya citado Germán García González vinculado también a Valladolid, figuran David García Martín, jubilado en 2012 y quien fuera párroco en Velilla del Río Carrión y de la parroquia de San Antonio de la capital palentina, así como Alberto Ruiz Lanchares, párroco en su día de Frómista y bibliotecario del Seminario Mayor.
En el caso de Salamanca, no se ha contabilizado víctima mortal alguna ya que el párroco durante medio siglo de La Purísima, Fructuoso Mangas, afectado por coronavirus, falleció de un ictus. En esta provincia, el obispo, Carlos López, también se vio contagiado por el virus y tras permanecer ingresado en el hospital se encuentra ahora en el Colegio Arzobispo Fonseca.
Soria, Segovia, Burgos y Ávila no han sufrido bajas entre sus sacerdotes como consecuencia directa de la pandemia.