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El Resucitado llena de vida la ciudad

¿Por qué la Semana Santa cae cada año en fechas distintas?

Punto y final a una Semana de Pasión perfecta. La Cofradía de la Santísima Resurrección ilustró el término de la Semana Santa de Zamora con la ilusión y la vida como banderas. Las flores prendidas a las varas de metal ya indicaban desde primera hora que iba a ser una mañana de alegría y de gozo. Así, tras recorrer dos sendas diferentes, la Virgen y Cristo se encontraban en la Plaza Mayor. 

Después de los días de luto en los que la ciudad mantuvo el silencio, el respeto, el recogimiento y compartió el dolor de una madre, Zamora entera se echó a la calle para festejar la resurrección de Cristo. Una resurrección que como siempre tuvo muchos elementos simbólicos. El encuentro en el centro de la plaza entre ambas imágenes, la caída del manto negro luctuoso para dar paso al manto azul de alegría, las salvas que se lanzaron desde los balcones de la principal plaza de la capital y las constantes reverencias entre Cristo y la Virgen que mostraban el gozo de una madre al ver que su hijo regresaba a la vida. 

Todo con miles de zamoranos y visitantes que se agolpaban en la Plaza Mayor y en la bajada de Balborraz para seguir el cortejo y unirse a un momento de inmensa alegría. Una alegría por la resurrección de Cristo tras tres días de pesar. Pero también un momento de desazón, puesto que hasta dentro de 350 días, este periodo en el que el Zamora alberga vida y esperanza no se volverá a repetir.

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