La doctora Ana Álvarez, jefa de la Unidad de Patología Dual, situada en el hospital de Los Montalvos, y Carlos Roncero, jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca, referente en Castilla y León, hablan para este periódico del perfil de los pacientes que se atienden cuando estos ingresan por consumo de drogas.
Como detallan, el perfil más habitual es el del ‘policonsumidor’, es decir, que asocian diferentes sustancias para potenciar los efectos agradables y atenuar los desagradables. Igualmente, recuerdan que la reintegración social hoy en día está mucho más desarrollada y facilitada que hace años, cuando se veía a los consumidores como marginados sociales, y que es a los propios pacientes a los que más les cuesta adaptarse a una vida ‘normalizada’.
¿Es habitual el policonsumo? ¿Por qué se da ese patrón?
Ana Álvarez: Es un patrón muy frecuente que nos encontramos en la Unidad, a lo mejor a nivel ambulatorio menos. En este se asocian sustancias con cierta lógica. Es decir, encontramos pacientes que asocian el alcohol con la cocaína. De alguna manera, el alcohol favorece el consumo de cocaína porque estimula al paciente, mientras que el alcohol atenúa los efectos excitatorios que produce el consumo de cocaína.
Pasa lo mismo con la cocaína y las benzodiacepinas. La persona que consume cocaína y luego benzodiacepinas, lo hace para atenuar un poco los efectos excitación. Lo mismo con el consumo de heroína y cocaína, que se contrarrestan en los efectos y se atenúan los posibles efectos desagradables, si los tienen, además de potenciar los agradables.
Las asociaciones son muy agradables y múltiples. Hay pacientes que consumen dos, tres o cuatro sustancias. Es decir, el número de consumo de sustancias puede ser variado. Hay gente que consume heroína, cocaína, benzodiacepinas y porros, o alcohol.
¿El perfil del consumidor es muy variado?
A.A.: El perfil de las personas que nosotros vemos es mucho más variado, no es como antiguamente, como podría ser a finales o principios de siglo, que eran pacientes más marginales. Ahora vemos alguno también así, pero la mayoría de ellos son pacientes mucho más integrados y de todos los niveles y estratos sociales y no tan marginalizados.
La sociedad margina mucho menos a los consumidores, y además hay muchos tratamientos que favorecen que los pacientes no estén tan marginados como en aquellos años.
¿Es más fácil así la rehabilitación o la reintegración social?
A.A.: La reintegración social es más difícil por parte de ellos que por parte de la sociedad. La sociedad tiene una actitud más abierta y les acoge mejor, mientras que a ellos a veces les cuesta normalizar su vida hasta el extremo de integrarse totalmente en una rutina diaria. Pero sí que se consigue, es algo que se trabaja en la Unidad.
Es decir, la sociedad ha aceptado que es una enfermedad y que, para que no recaigan, tienen que aceptarlos.
A.A.: Sí. Quizá le cuesta menos a la sociedad a veces que a ellos mismos. La sociedad acepta mejor que un paciente haya tenido este problema y lo haya superado y se incorpore a un trabajo y a una vida normalizada. Los pacientes también lo consiguen pero a veces les cuesta más.
Carlos Roncero: Y ahora también hay muchos más medicamentos que los que teníamos en los años 80. Tenemos la metadona, la buprenorfina y otros opiáceos, y hay fármacos para el tratamiento del tabaquismo, con indicación; fármacos para el tratamiento del alcoholismo, con distintas posibilidades.
Realmente tenemos un ‘arsenal’ mucho más amplio para manejar tanto la adicción como los otros trastornos mentales que, a veces, precipitan o potencian que la adicción vaya a más.
¿La Unidad, además de tratar a los pacientes, mantiene contacto con las personas de referencia de estos?
A.A.: Mantenemos contacto con los familiares, que suelen ser las personas de referencia, aunque en casos puntuales puede ser un amigo o una asociación, que es la que ayuda. Y sí se mantiene un contacto constante, porque es lo que hablamos de trabajar en red a nivel de los recursos. Tenemos que trabajar en perfecta sincronía con el entorno donde el paciente va a volver y le va a ayudar y a reforzar.
C.R.: A nivel ambulatorio hay terapias para pacientes y a veces hay terapias para familiares de pacientes. Estamos en permanente contacto con las asociaciones, como por ejemplo, Alcohólicos Rehabilitados, que tiene una gran colaboración con nuestra Unidad para pacientes que están en una situación de estar estables y con sus familias.
Interactuamos con la sociedad y con las personas de soporte de los pacientes para facilitar que sigan estando estables.
Hablan también de tabaquismo. ¿Hay pacientes en la Unidad por consumo exclusivo de tabaco?
A.A.: Ingresar en la Unidad sólo por tabaco no, pero hay una unidad ambulatoria en el Complejo Hospitalario de tratamiento del tabaquismo que se dedica exclusivamente a ello. Y nosotros, a los pacientes que ingresan y que fuman, a todos se les ofrece la posibilidad de hacer un tratamiento.
¿Se les invita a que dejen el tabaco?
A.A.: Sí, se les invita a dejarlo y se les ofrecen alternativas terapéuticas que les ayuden a dejarlo.
C.R.: La Unidad de Tabaquismo es una unidad que está dentro del Hospital, aunque también se hacen cosas en Atención Primaria, que depende del Servicio de Neumología, no de Psiquiatría, pero estamos empezando a colaborar con ellos porque también el tabaquismo es otra pequeña enfermedad o gran enfermedad mental.
Pero es una enfermedad que tiene otro tipo de repercusiones y connotaciones. A parte de las cuestiones físicas, también el tabaco actúa sobre el sistema nervioso central. Eso hay que decirlo para que todo el mundo lo tenga claro.
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