"Estás muy delgada", "has engordado", "parece que te sobran algunos kilos", "no comes nada". Frases infinitamente repetidas por tíos, tías, primos, cuñados y, en definitiva, tantos y tantos familiares cuya visita suele recibirse en estas fechas en las que la familia vuelve a reunirse después de meses para celebrar las navidades. Frases aparentemente inofensivas, pero que, en muchas ocasiones, pueden causar un agudo dolor en el corazón de quien las escucha. Muy pocas veces se conoce realmente lo que se oculta detrás de esos cambios físicos que tan a la ligera se comentan.
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) como la anorexia, la bulimia, el trastorno por atracón o la vigorexia afectan a cientos de miles de personas en este país, y pocas veces se tiene la consideración necesaria, incluso dentro del propio núcleo familiar de quien los padece. Desde la Asociación Zamorana Contra la Anorexia y la Bulimia (AZAyB), manifiestan que estas "son unas fechas horribles para las personas que tienen un trastorno de la alimentación". "Todo se reduce a comilonas y a reunirse con familiares que no están en el entorno cotidiano, con muchos comentarios que se hacen siempre y las personas que sufren estos trastornos lo pasan fatal".
Desde AZAyB, Victoria López, psicóloga de la asociación, apunta hacia posibles estrategias para ayudar a que estas fechas no sean tan duras para las personas que padecen este tipo de trastornos. Algunas de ellas giran en torno a evitar implicarlas en los preparativos de la mesa, decirle con confianza que se le puede poner un plato pequeño o la ración de comida que prefiera, sin ponerles presión añadida porque "esto no se trata de la ingesta, sino que habría que centrarse en celebrar, compartir y estar juntos, eso es lo importante".
Además, cuando el propio hecho de comer o cenar termine, Victoria propone distraer la atención de la persona enferma con cualquier actividad que la aleje de la ansiedad de haber comido o no, o de los comentarios. Asimismo, también recomienda evitar cualquier comentario sobre el físico de la persona, en la medida de lo posible. "Muchas veces se lleva oculto, y los afectados no quieren que se entere la familia, pues si alguien hace un comentario conviene que la persona que lo sabe cambie la conversación y, en definitiva, echar un capote".
"También estas fechas son malas porque se fuerza esa felicidad, parece que todo es bueno y todos tenemos que estar felices, y no siempre es así", matiza la presidenta de la Asociación, Pasión Guzmán. "A veces lo haces por la familia, pero no tienes ninguna gana de fiesta", explica. Los TCA, en un gran porcentaje de los casos no dejan de ser un tabú. "Es un tema muy complicado, y su gestión es muy compleja, aunque se te den pautas es muy, muy difícil, y en estos días parece que no se puede estar mal, te agobian mucho más con tanto mensaje de felicididad, pero si estás mal, estás mal, explica.
Y aunque es un problema muy complejo, con infinidad de aristas y dimensiones, desde AZAyB señalan que una de las claves y uno de los principales mensajes que lanzan para las personas afectadas por estos trastornos es la importancia de pedir ayuda. "Hay que pedir ayuda a los profesionales, hay que dejarse ayudar y que te ayuden a, poco a poco, salir del pozo y de esa ansiedad que causa tanto sufrimiento".
No obstante, para pedir ayuda hay que superar otro gran escollo que es la vergüenza. Para mucha gente un TCA es un tabú y algo que hay que ocultar a toda costa. "Hay mucha presión social, en los medios o en las redes sociales y cada vez empiezan antes con estos trastornos". Los cuerpos perfectos en televisión, influencers o productos de belleza están a la orden del día en los medios de comunicación de masas, pero no existe la contrapartida, explican, de formar a la juventud en estos temas, para tener un espíritu crítico. "Nadie les explica que eso no es real, que esa gente vive de su cuepro, pero el resto de los mortales no vivimos de nuestro cuerpo y es fundamental ese trabajo en autoestima y ese espíritu crítico".
"Es muy duro, y se nos han quedado muchos por el camino", afirman desde la Asociación. Y es algo que no afecta solo a la persona, y muchísimo menos se refiere solo a comer o no comer. No obstante, a pesar de la infinidad de complicaciones y dimensiones que ocultan estos problemas, apenas cuenta con apoyo público, según lamentan desde AZAyB. "La salud mental está muy precaria en la Sanidad, y esto que es un aspecto muy concreto de la salud mental tiene recursos insuficientes". Es por ello que hay quien piensa en acudir a la sanidad privada, cuando en muchas ocasiones se trata de tratamientos "caros y muy largos".
Si algo está claro también es que los TCA no entienden de géneros. No obstante, según explican desde AZAyB, de manera general, "las chicas caen más en anorexia, bulimia o trastornos por atracón, pero los chicos lo tienen también en la vigorexia, basando su alimentación en proteínas y anabolizantes, matándose en el gimnasio en busca de ese 'cuerpo perfecto' que la sociedad exige". "A las chicas se les exige estar delegadas, y a los chicos se les exige que tengan la 'tableta'", lamenta Victoria López. A pesar de estas diferencias, "la raíz es la misma".
La sensibilidad, la empatía y el trabajo como sociedad son claves para poder comprender a las personas afectadas por un TCA y, de este modo, poder ayuydarla para que esta tenga claro lo que apuntan desde la AZAyB: que no están solas. No estás sola. No estás solo.
AZAyB dispone de números de atención disponibles los 365 días del año. 605 833 688
"La unión de todos puede ayudarnos a conseguir mejores fines".
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