Donar órganos es dar vida a otros, a los que sufren insuficiencias cardíacas o renales, cirrosis, leucemias, cegueras... Con una lista nacional que respeta principios de igualdad y equidad, podemos decir que el modelo español funciona bien y bastante mejor que los de países vecinos o más ricos.
Donación: el triunfo de la solidaridad
Las cifras de donación de órganos en España han recuperado ya los niveles previos a la pandemia de covid-19, lo cual es una magnífica noticia. En el año 2022, por ejemplo:
- Las donaciones de personas fallecidas ascendieron a 2.196, un 15% más que en 2021.
- Sumando estas donaciones a las de otras 355 personas que donaron un riñón o parte de su hígado en vida, se alcanzaron los 5.383 trasplantes de órganos sólidos, un 13% más que en 2021, y una cifra ya muy cercana al máximo histórico de 5.449 trasplantes conseguidos en 2019.
- La tasa de trasplantes en España se sitúa en 113,4 por millón de habitantes, lo que consolida a nuestro país como líder mundial.
No hay que bajar la guardia, en cualquier caso. A pesar del crecimiento de donaciones respecto al año anterior y de la elevada actividad de trasplante en España, persiste un número importante de pacientes esperando un trasplante: a 31 de diciembre de 2022, la lista de espera se situaba en 4.746 pacientes. De ellos, 66 eran niños.
No puede ser cuestión de dinero
La donación de órganos no debe convertirse en comercio de órganos. Hay quien pagaría lo que fuera, pero para impedir la exclusión de los que menos tienen en España hay 2 reglas que valen más que el dinero:
- Altruismo: no se puede ni dar ni recibir compensación de ningún tipo por un trasplante.
- Equidad: todas las personas que necesiten un trasplante deben tener las mismas oportunidades para conseguirlo (con la lógica prioridad según la urgencia y con trato especial para los niños).
El modelo español lleva casi trés décadas y es, por tanto, un modelo de éxito basado en varios pilares
- Los trasplantes están cubiertos por la Sanidad pública.
- Los trasplantes están organizados por la Organización Nacional de Trasplantes, que designa a un profesional en cada hospital para detectar posibles donantes.
- Cualquier fallecido es un donante potencial, a menos que haya indicado explícitamente que no quiere donar todos o alguno de sus órganos.
Cómo donar tus órganos
Si dices que eres altruista, ha llegado el momento de empezar a demostrarlo.
La ley española establece que cuando mueras podrás ser un donante, a menos que hayas indicado de manera explícita que no quieres. Es decir, que aunque no lo hagas podrás convertirte en donante. Sin embargo, el consentimiento de los familiares, en la práctica, será fundamental. Por eso es mejor facilitar las cosas:
- Solicita el carné de donante y llévalo encima junto al resto de tu documentación.
- Redacta tu testamento vital y regístralo en tu Consejería de Sanidad: en él debes explicar los tratamientos que deseas o no deseas recibir y lo que quieres que se haga con tus órganos.
- Sobre todo, habla con tus familiares más cercanos: por mucho que hayas dejado constancia documental, llegado el momento los médicos siempre les van a pedir consentimiento, por lo que es muy importante que ellos sepan cuál es tu voluntad.
El cauce habitual es que el donante sea una persona fallecida. Pero si hay mucha urgencia o no se encuentran órganos compatibles, existe la opción de buscar donantes vivos.
Especial interés tiene, en este sentido, la donación de médula ósea, que puede salvar la vida a personas que padecen leucemia (u otras enfermedades de la sangre) y que no tienen un donante familiar compatible. Consulta donde hacerlo, si te interesa esta opción.
Tienes que iniciar sesión para ver los comentarios